"Triplicate", lo nuevo de Bob Dylan
Adelanto exclusivo del triple en el que, una vez más, el artista aborda el cancionero tradicional estadounidense.
La era de la madurez. En sus 70, Dylan apuesta a dejar su impronta en los clásicos del “american songbook”.
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Triplicate, el próximo lanzamiento de Bob Dylan (sale el 31 de marzo), está en línea con sus anteriores Fallen Angels y Shadows in the Night. Algunos artistas estadounidenses maduros se ponen a hacer duetos; el Dylan tardío opta por la canción estadounidense de los ‘30, ‘40 y ‘50. Sólo que esta nueva incursión en el gran songbook está magnificada.
Son tres discos, con un total de 30 canciones. En principio, podría pensarse que la idea proviene de un productor: aprovechar el éxito de los dos discos anteriores, con el añadido de algo “largo”, un poco como la literatura de best seller. Y tal vez sea un poco así, impresión que se realza por un trazo orquestal algo más grueso que el de los discos anteriores. Dylan canta con su banda - que completan Tony Garnier en bajo, Charlie Sexton y Dean Parks en guitarras, Donnie Henon en guitarra steel y George Receli en batería- a la que eventualmente se suma un conjunto de metales con arreglos de James Harper.
La banda es muy buena, pero la guitarra steel, con su reverberante y continuo glisando, tal vez no sea lo más conveniente para acompañar varias de estas canciones. La steel guitar es un instrumento precioso en el ambiente de algarabía y los tiempos más bien rápidos de la música country, pero en las baladas lentas hace que todo suene demasiado homogéneo o barnizado y a veces estirado con un chicle.
Al mismo tiempo, es cierto que Triplicate tiene un plan, como lo explica Dylan en una interesantísima entrevista con Bill Flannigan. Los tres discos suman unos 96 minutos de música; esto es, podrían haber entrado en dos compactos. Pero no sería lo mismo, ya que las canciones de cada disco comparten una cierta temática. La forma tripartita obedece no sólo a una simetría sino también a un contenido. El primer disco habla del desengaño o la pérdida amorosa; el segundo, a modo de compensación, de amores reales o amores soñados; el tercero, más distanciado y otoñal, está un poco más allá de la dicha y la desdicha.
En una modesta proposición, podría postularse aquí la posibilidad de un cuarto disco, también de diez canciones, seleccionadas de cada uno de los tres de Triplicate. Y este nuevo disco tal vez sería tan bueno como Fallen Angels y Shadows in the Night.
Siguiendo el orden de aparición en los tres álbumes, la lista podría abrir con Stormy Weather, especialmente por el arreglo de Harper, con ese tenso y ominoso anuncio de tormenta sobre el que entra Dylan como si nada. Hay allí una hermosa atmósfera de juego. La selección continuaría con This Really was Mine, simplemente por la belleza de la línea melódica de Dylan. Del primer álbum también podría tomarse My One and Only Love, tanto por la interpretación de Dylan como por el notable arreglo de Harper. Seguiría con la primera del segundo álbum, Braggin’, por el fluido medio tempo de Dylan y el perfecto ensamble de la banda y los metales.
En quinto lugar entraría As Time Goes By, simplemente por el modo en que Dylan entra antes que la guitarra acompañante. Seguiría con The Best is Yet to Come (del segundo álbum) y Day In Day Out (del tercero), por los arreglos y la memoria de Frank Sinatra. Sentimental Journey debería ocupar el octavo lugar, al menos por esa inflexión resignada que le da Dylan y que recuerda al desopilante Boris Vian de Je bois (“Yo bebo/sistemáticamente/para olvidar/a los amigos/de mi mujer”).
El noveno puesto lo tendría When the World was Young, por la belleza de la pieza, la gran interpretación de Dylan y los arreglos de Harper, tal vez lo mejor de todo Triplicate. Y cerraría con Stardust, porque Dylan nunca la deja caer y le imprime un tono de controlada excitación, en un eco maravilloso de Hoagy Carmichael.
Disco por disco
Las tres partes del plan “dylaniano”
Disco 1
Til The Sun Goes Down
01. I Guess I’ll Have to Change My Plans (A. Schwartz, H.Dietz) 02. September of My Years (J. Van Heusen, S. Cahn) 03. I Could Have Told You (B. Wayne, E. H. Jay) 04. Once Upon a Time (C. Strouse, L. Adams) 05. Stormy Weather (H. Arlen, T. Koehler) 06. This Nearly Was Mine (R. Rodgers, O. Hammerstein II) 07. That Old Feeling (S. Fain, L. Brown) 08. It Gets Lonely Early (Gordon Jenkins) 09. My One and Only Love (G. Wood, R. Mellin) 10. Trade Winds (C. Friend, C. Tobias)
Disco 2
Devil Dolls
01. Braggin’ (Dick Haymes) 02. As Time Goes By (H. Hupfeld) 03. Imagination (J. Van Heusen, J. Burke) 04. How Deep Is the Ocean (Irving Berlin) 05. P.S. I Love You (G. Jenkins, J. Mercer) 06. The Best Is Yet to Come (C. Coleman, C. Leigh) 07. But Beautiful (J. Van Heusen, J. Burke) 08. Here’s That Rainy Day (J. Van Heusen, J. Burke) 09. Where Is the One (E. Finckel, A. Wilder) 10. There’s a Flaw in My Flue (J. Van Heusen, J. Burke)
Disco 3
Comin’ Home Late
01. Day In, Day Out (R. Bloom, J. Mercer) 02. I Couldn’t Sleep a Wink Last Night (J. McHugh, H. Adamson) 03. Sentimental Journey (A. Green, Les Grown, B. Homer) 04. Somewhere Along the Way (J. Van Heusen, S. Gallop) 05. When the World Was Young (P. Gerard, J. Mercer) 06. These Foolish Things (E. Maschwitz, J. Strachey) 07. You Go to My Head (J. F. Coots, H. Gillespie) 08. Stardust (H. Carmichael, M. Parish) 09. It’s Funny to Everyone But Me (Jack Lawrence) 10. Why Was I Born (O. Hammerstein II, J. Kern)
Volver a los clásicos
Un gesto con ilustres antecedentes (por Eduardo Slusarczuk)
El gesto de la estrella de rock que pone su mirada en el “american songbook” no es algo que haya inaugurado Dylan. Si se trata de cantidad, Rod Stewart lleva la delantera, con los cinco volúmenes de su The Great American Songbook, editados entre 2002 y 2010. Otros artistas, en cambio, alternaron títulos del pasado con obras más recientes, como lo hizo Paul McCartney en Kisses on the Bottom (2012), con It’s Only a Paper Moon y Bye Bye Blackbird; o, mucho antes, Ringo Starr con Night and Day y Bye Bye Blackbird, en su Sentimental Journey (1970). También Sting, entre otros, le puso voz a varios temas inoxidables, y Bernard Fowler hizo lo propio en el álbum Warm and Tender, del Rolling Stone Charlie Watts, en la que posiblemente sea una de las mejores combinaciones de ambos mundos.