Enfermedades respiratorias: claves para reconocerlas y tratarlas

Con la temporada de bajas temperaturas suelen aparecer también las infecciones respiratorias. Algunas de ellas son benignas y se curan solas pero otras requieren tratamiento específico.

La llegada del otoño, que suele venir acompañada de un descenso de las temperaturas, anticipa el comienzo de un período en el que se suelen presentar los trastornos en la vía aérea superior. Entre ellos, el resfrío común es una de las afecciones más frecuentes que se dan en esta época del año. Ataca a personas de cualquier edad y, debido a la gran sintomatología de nariz, garganta, oídos y congestión ocular, puede provocar mucha molestia en quien lo padezca. "Es sumamente contagioso por lo que se transmite de forma exponencial de persona a persona", indicó el César Saenz, médico neumonólogo, Jefe de Neumonología de HELIOS SALUD.

Otro cuadro frecuente es la rinofaringitis o la rinosinusitis o, a veces rinosinofaringitis, que además del resfrío se presentan con dolor de garganta y dificultad para que el aire pueda bajar al bronquio al respirar, lo que puede dar origen a una bronquitis. "Estos cuadros son de origen viral. Hay una cantidad de virus de distintas especies para los que no disponemos de una herramienta de prevención definida como podría ser una vacuna porque no hay desarrollo de inmunizaciones para los virus respiratorios de este tipo", señaló el experto.

Hay más de 200 virus capaces de provocar este tipo de cuadros. Además estos agentes infecciosos son superficiales y no dejan inmunidad luego de su paso por el organismo de las personas por lo que es posible "tener varios resfríos bastante seguidos durante todo el invierno, lo que constituyen una verdadera molestia tanto a nivel personal como en la salud pública", agregó.

Tratamiento los síntomas

El resfrío común se cura solo. Suele irse tan repentinamente como llega al cabo de una semana. Por lo general el tratamiento está orientado a mitigar los síntomas con antihistamínicos o analgésicos y salvo ante la excepción de la aparición de una complicación como la sinusitis o la otitis no está indicado el tratamiento con antibióticos.

¿Cómo tratar la bronquitis?

Las bronquitis son un proceso inflamatorio en los bronquios que, en su mayoría, son de origen viral por lo que no estaría indicado el tratamiento con antibióticos ante la aparición de los síntomas. "Hay una advertencia del American College of Physicians (ACP) del año pasado en la cual expresaba una preocupación sobre el uso inmediato de antibióticos ante este cuadro. La gente lo pide pensando que va a ser efectivo pero en realidad muchas veces el uso de este tipo de medicación puede ocasionar más problemas que soluciones", advirtió el doctor Saenz, que también es Director de NEUMOS, institución especializada en prevención, investigación y tratamiento de las enfermedades respiratorias.

De acuerdo al especialista, este tipo de fármacos pueden ser indicados por el médico cuando además de bronquitis se sospecha que el paciente pueda tener una neumonía.

Un alivio para la tos

A menudo, las personas con bronquitis que presentan mucha tos suelen consultar al especialista qué pueden tomar para aliviar las molestias que ocasiona este síntoma. "Como droga antitusígena pura están los derivado opiáceos. La más potente es la codeína, que está disponible desde hace muchos años en forma de jarabe que se sigue usando, y el dextrometorfano, también derivado opiáceo", señaló el experto. Ambos medicamentos, por su origen, se indican con receta duplicada.

Los demás jarabes disponibles en el mercado, según el neumonólogo, no tienen un efecto antitusivo definido. Por otra parte, algún tiempo atrás "en la famosa revista científica 'CHEST Journal' se publicó un estudio en el que se demostraba que la ingesta del famoso té con miel a la noche puede tener un efecto antitusivo incluso superior al de los jarabes que no son derivados de opiáceos".

Neumonía, no bronquitis

Algunos pacientes pueden desarrollan una neumonía con un cuadro de fiebre muy alta y que al tomarles una radiografía se observa que están ante un proceso inflamatorio muy importante. "Ahí pesa la sagacidad del profesional que atiende a este paciente. Los síntomas de la bronquitis común no son iguales a los de una neumonía", destacó Saenz.

"En general, cuando uno sospecha que una bronquitis común puede tratarse en realidad de una neumonía, el paciente suele presentar algún otro síntoma", agregó. Entre los principales elementos de sospecha, el experto destaca que el paciente presente fiebre más elevada de lo que corresponde, una duración más prolongada de lo habitual del cuadro y una tos definida o aparece expectoración con coloración herrumbrosa. También puede sentir puntadas de un costado, dolor en la espalda o el pecho con mucho decaimiento físico. Ante este escenario, "hay que hacer un buen examen clínico y una radiografía de tórax para descartar que si se trata o no de una neumonía, porque el tratamiento es diferente", sintetizó.

Medicación

Una vez definido el diagnóstico de neumonía, el paciente puede recibir la medicación por vía oral o inyectable para su tratamiento que deberá cumplir durante un tiempo determinado. "El antibiótico por vía oral es muy efectivo. Tiene una biodisponibilidad muy grande. Es decir que tiene tanto efecto por vía oral como por otras vías", indicó el experto.

"Se tienen que dar de acuerdo al tipo de antibiótico y al tipo de neumonía. Si está complicada o no, si tiene derrames pleurales o si está cavitado o no, son variables a considerar por el profesional a la hora de decidir qué tipo de fármaco se empleará en el tratamiento", añadió.

Para un cuadro neumónico común, no muy extenso que se presenta en personas previamente sanas, se pueden utilizar los derivados de la penicilina que son muy efectivos asociados o no a algún elemento que ayude como el ácido clavulánico o, en su defecto, las quinolonas que son sumamente efectivas. Por lo general estos tratamientos tienen una duración promedio de dos semanas o 14 días aunque el paciente requerirá seguimiento médico durante un mes.

Prevención

La recomendación de los especialistas, sobre todo para aquellas personas con factores de riesgo suele ser que adopten las medidas adecuadas de prevención y, para estas afecciones, están las vacunas. Hace algunos días inició la temporada de vacunación antigripal que confiere protección contra la influenza y también es muy importante la vacunación antineumocóccica.

Si bien, puede afectar a cualquier persona, existen grupos etarios más vulnerables en los que es más común que se presenten cuadros de neumonía. Entre ellos se encuentran los niños pequeños, sobre todo aquellos menores de dos años que, en Argentina, su protección está contemplada desde la incorporación de la vacuna contra el neumococo al Calendario Nacional de Vacunación.

También son vulnerables los adultos mayores de 65 años y pacientes que presentan ciertas enfermedades como diabetes, enfermedades cardíacas, pulmonares (EPOC) o renales crónicas y pacientes inmunocomprometidos, es decir, aquellos que tienen trastornos de las defensas como, por ejemplo, quienes presentan enfermedades tumorales y realizan quimioterapia. Por otra parte, un grupo de personas en el que es muy importante concretar la vacunación es el de los pacientes VIH. En ellos, el riesgo de padecer neumonía y sus complicaciones es 200 veces mayor. Por este motivo, cualquiera sea su edad, deben vacunarse.

Las vacunas y su indicación

Hay dos vacunas disponibles para protegerse contra el neumococo. Una de ellas es la vacuna conjugada 13-valente (PCV13), que confiere protección contra 13 serotipos y la otra es la polisacárida de 23-valente (PPV23), que protege contra 23 serotipos. Ambas son vacunas seguras.

En adultos, la Comisión Nacional de Inmunizaciones (CoNaIn) recomienda un esquema secuencial para adultos entre los 19 y los 64 años con factores de riesgo: que primero reciban la 13-valente y luego la 23-valente con un intervalo de 12 meses entre ambas. Para los mayores de 65 que no pertenecen al grupo anterior, también se indica el esquema secuencial pero es importante señalar que sólo deben recibir una única dosis de cada una de estas vacunas. Suele haber dudas al respecto de si se necesitan más dosis o si es necesario repetir la secuencia cada 5 años.