Kevin Spacey: "No juzgo moralmente a Frank Underwood"
Es el gran protagonista de House of Cards, la serie que describe lo más oscuro de la política. Antes de la nueva temporada, habló con La Nación revista sobre el maquiavélico personaje y de su oficio como actor
Kevin Spacey es mucho más que Kevin Spacey. Y él es plenamente consciente de ello. No es sólo un actor consagrado y ganador de dos premios Oscar. Tampoco, sólo el hombre de perfil bajo que supo mantener su vida privada bajo siete llaves a pesar de ser un elegido de Hollywood. Desde que protagoniza House of Cards, es mucho más que él mismo. Interpretar en la primera serie producida por Netflix a Frank Underwood, un político despiadado e inescrupuloso, lo posicionó en un lugar particular. Y no sólo por el éxito de la saga a nivel mundial -después de todo, blockbusters existieron en todas las épocas-, sino también porque todos ahora lo ven a él y piensan de inmediato en los chanchullos de la política, más allá del país en el que se encuentren.
A los 57 años, este oriundo de Nueva Jersey que constituye una figurita difícil para el periodismo internacional (concede muy pocas entrevistas) es el protagonista y también el productor de House of Cards, la ficción que coquetea con los hilos del poder real. Sus seguidores trazan inevitables paralelismos entre ficción y realidad; los guionistas y productores afirman que "sólo es una serie", pero hasta los espectadores menos avezados se preguntan si esa frase no debe leerse en sentido inverso.
Desde Barak Obama hasta Cristina Kirchner, la lista de funcionarios seguidores de sus episodios es interminable. ¿Cuánto tiene Donald Trump de Frank Underwood? O la trastienda de la política argentina, ¿es tan sucia como la que pincela House of Cards? Las fronteras se desdibujan y Spacey se mueve a la perfección en ese pantanoso terreno.
La entrevista con él, vía telefónica y compartida con cinco medios internacionales, fue organizada por Paramount, la señal que en marzo último comenzó a emitir los capítulos de la primera temporada de la serie (todos los miércoles, a las 22). Antes del inicio, aclaran que la charla debe limitarse a la serie -cuya quinta temporada se estrenará mundialmente en Netflix el 30 de mayo próximo- y subrayan que "no se pueden hacer preguntas personales ni tocar el tema de Trump o el estado político actual de los Estados Unidos". Curioso para un producto que, dicen, es "sólo una serie".
A Frank Underwood se lo compara con políticos de distintos países. ¿Cree que esa comparación incide en los espectadores?
Usted está juzgando moralmente al personaje y está en todo su derecho de hacerlo, al igual que la audiencia. Pero yo no puedo hacer eso. Mi trabajo como actor es cumplir con el guión y con la historia, sin juzgar las elecciones o decisiones del personaje. Nunca juzgo a los personajes. Se puede etiquetarlos de buenos, malos, héroes o antihéroes; esas descripciones son útiles, pero no influyen en mí como actor. Yo tengo que interpretar personajes. Me meto en los proyectos y en los papeles con la determinación de actuar honestamente, pensando en que voy a seguir las indicaciones que me den los directores, quienes ayudan a moldear los roles. Hay que cumplir con las historias y dejar que los guiones sigan su curso.
Spacey hace una pausa, luego retoma: "Es interesante ver cómo el personaje de Frank ha sido aceptado con diferentes perspectivas y en distintas personas. Me sorprendió descubrir lo que sucedió en China, donde Underwood es visto como un hombre que lucha contra la corrupción, el mayor problema político de ese país en la actualidad. En Occidente, en cambio, se interpreta de una forma muy diferente, como un hombre que va contra Washington y rompe reglas."
El actor habla pausadamente, le otorga a cada silencio un peso particular. Rechaza sin titubear preguntas que no desea responder y lo hace con la corrección de un lord inglés y la hosquedad de un Underwood auténtico. No es necesario verlo para percibir que asumir ese rol no le mueve un pelo. También sabe suavizar. Juega a levantar su cortina de hierro riendo de vez en cuando y dejando caer, como al descuido, algún que otro comentario político. Cada una de sus palabras es una milimétrica jugada de ajedrez.
Ponerse en la piel de un político poderoso, ¿lo hizo tener otra visión de cómo se mueven los hilos del mundo?
Estuve involucrado en política toda mi vida, he estado involucrado en distintas campañas, trabajé para diferentes candidatos [del Partido Demócrata] y desde muy joven estoy cerca de políticos, así que vi situaciones y comportamientos diversos. Soy muy responsable con mi trabajo y me aseguré de verificar que fuera auténtico lo que estamos haciendo (en la serie), en lo que se refiere al libreto y a la trama. Colaboran con nosotros un buen número de asesores políticos que se desempeñaron en la Casa Blanca y el Congreso. Recorriendo ese camino, aprendí algunas cosas específicas, pero vivo en este mundo hace mucho tiempo, de modo que no son cuestiones sobre las cuales no hubiese estado bastante informado previamente.
¿Cuál es la frase de Underwood que más le gusta?
(Ríe) "Si no te agrada cómo está servida la mesa, dala vuelta".
El espejo tiene dos caras
Soltero y sin hijos, siempre estuvo inmerso en un silenzio stampa ante diversos rumores que han girado en torno a su supuesta homosexualidad. Para conocer algunas de las piezas del rompecabezas de su intimidad familiar hay que bucear en talleres de teatro que dictó a jóvenes estudiantes de arte. Algunas de esas clases magistrales fueron grabadas y constituyen perlas perdidas en un océano de información banal que está disponible en Internet.
"Mi madre siempre pensó que yo iba a ser actor. A ella le tocó una vida difícil, era quien se ganaba el sustento de la casa. De chico me di cuenta de que, haciendo imitaciones, podía hacerla reír. Entonces, nada más que para lograr eso, aprendí a sacar la voz de Humphrey Bogart y Cary Grant. Su risa fue el sonido más maravilloso que oí en la vida", confesó ante sus alumnos. Efectivamente, su carrera arrancó con el stand up y con imitaciones, en las que ponía a celebridades en situaciones insólitas, como a Grant vendiendo pantalones.
De su padre, quien aparentemente pasó largos períodos desempleado, casi no hay información. Algunas referencias lo señalan como el culpable de haber internado a Kevin en una academia militar de Northridge, de donde el joven habría sido expulsado por mal comportamiento.
A quien Kevin menciona como figura paterna es al actor Jack Lemmon, una leyenda del cine norteamericano. Spacey recuerda que, cuando tenía 11 años, Jack acudió a una clase de teatro en la que él era apenas un alumno, entre muchos otros. "Nunca me olvidaré de ese momento en mi vida. Teníamos que hacer escenas de (Samuel) Beckett. Jack [que estaba allí como invitado de honor] vino, me puso la mano en el hombro y dijo: «Eso que hiciste fue tremendo. Este chico es un actor»." Lemmon le sugirió estudiar actuación en Nueva York, consejo al cual su admirador hizo caso omiso. El destino quiso que, tiempo después, ambos trabajaran juntos en tres películas y que, en 1999, Kevin le dedicara a aquella figura paterna el Oscar que obtuvo como mejor actor protagónico por su rol en Belleza americana.
"Lemmon tenía una frase que adopté: «Si te va bien en este negocio, tenés la obligación de pasar un porcentaje de tu tiempo mandando el ascensor de vuelta para abajo»". En ese legado se esconde el motivo de la decisión que, en su momento, dejó boquiabierta a Hollywood. En 1999, en el pico más alto de su carrera, Kevin se mudó al Reino Unido para hacer teatro. Si bien en la década siguiente participó de varias películas, durante ese largo período, su actividad principal estuvo en The Old Vic, un emblemático teatro londinense en el que pudo apoyar a talentos emergentes, además de perfeccionarse.
En ese coliseo del submundo interpretó a Ricardo III, personaje con el que salió de gira por más de 10 países y con el que aplicó un recurso inventado por Shakespeare conocido como romper la cuarta pared, que consiste en mirar al público y hablar con él.
Una firma registrada del despiadado Underwood consiste justamente en poner la mirada en la lente de la cámara y compartir con los espectadores cosas que el personaje no le diría a su mejor amigo ni a su mujer. "Estoy convencido de que, sin el trabajo que hice en el Old Vic, no hubiera estado listo para el papel de Underwood", aseguró en una de las tantas reivindicaciones que Spacey realiza del teatro como el lugar por excelencia para la formación actoral.
Cambio cultural
A la hora de elegir un proyecto laboral, ¿qué pesa más en su decisión? ¿Que entretenga o que invite a la reflexión?
Intervienen muchos factores. En el caso de House of Cards, lo primero que me motivó fue trabajar con David Fincher [el director, con quien había filmado Los siete pecados capitales y, como productor, Red social]. Queríamos trabajar juntos de nuevo en algo que consideráramos un desafío. Por fuera de este caso particular, cada proyecto me despierta algo diferente. Algunos son increíblemente profundos, casi personales en el sentido de que significan mucho para mí. Esos proyectos trato de hacerlos. Otros, en cambio, son sólo transiciones hacia otra cosa. Pero todos los empiezo con la esperanza de que podré entretener, gustar y educar a la gente. No espero convencer de nada, pero sí brindar una experiencia que quizás no se haya tenido antes.
Netflix trajo al mundo del entretenimiento la posibilidad de vivir una experiencia nueva. Existe un antes y un después en el consumo de series desde que esa plataforma posibilitó consumir, en un solo bocado, todas las temporadas de una serie, así como adelantar y retroceder emisiones a gusto y ahora también descargarlas. Una inmensa masa empezó a paladear atracones de series en forma legal y, como el agua, un viejo paradigma de consumo se escurrió de las manos de los programadores de televisión y pasó, sin escalas, al control remoto de los nuevos televidentes.
Como actor y consumidor, ¿cómo vive este fenómeno que implica poder ver lo que quiera en cualquier momento?
Una de las cosas que vimos en Netflix, y que nos propusimos hacer cuando tomamos la decisión de realizar la serie y distribuirla, fue observar lo que la industria de la música no había aprendido. Nos pareció que el error que habían cometido [las discográficas] era no ver que si le das a la gente lo que quiere, cuando quiere, en la forma que quiere y a un precio razonable, lo más probable es que compre y no robe el servicio, porque puede tenerlo en buena calidad. También prestamos atención a lo que venía ocurriendo unos siete años previos al lanzamiento de House of Cards, con la existencia de los DVD con temporadas completas de series, o lo que implicaba preguntarle a alguien: "¿Qué hiciste el fin de semana?" y que te respondiera: "Me quedé en casa mirando tres temporadas de Breaking Bad o The West Wings". Esas eran señales claras de que la gente quería tener el control de cuándo, dónde y cómo consumir entretenimiento. Fue cuestión de prestar atención a una tendencia que no empezó con nosotros, pero que nosotros supimos ver.
¿Hay algo que pueda adelantar de lo que se viene en House of Cards?
Debo ser muy cauteloso porque hay personas que aún no vieron la primera temporada. No puedo ser el jefe de los spoilers. Es importante que cada uno se entere de las cosas cuando quiera y como quiera.
El último Día de la Mujer motivó grandes movilizaciones. Underwood es bastante machista. ¿Cómo analiza a su personaje desde una perspectiva de género y cómo se siente al respecto?
Ese es un interesante punto de vista... [Un silencio de varios segundos se adueña de la charla] Tal como en muchos otros papeles que tuve la suerte de interpretar, existen contradicciones. Si pudiera permitirme dar una opinión, si dijera si estoy en profundo desacuerdo con la forma en la que se comporta el personaje, mis opiniones terminarían influenciándome. Desafortunadamente, en el mundo de hoy se confunde al actor con el personaje. Yo trato de proteger el personaje, no confundirlos. Creo que he sido relativamente exitoso en eso [se ríe con ganas].
La inequidad de salarios entre hombres y mujeres de Hollywood sonó fuerte el año pasado en la industria cinematográfica. Robin Wright, quien interpreta a su esposa en la ficción, se sumó al contar que tuvo que discutir y hasta amenazar a los productores de la serie con hacer público que Spacey cobraba más que ella y que eso era injusto debido a que tenían el mismo protagonismo.
Siempre hay filtraciones
¿Spacey elige fundirse de vez en cuando con el político que interpreta? La serie que produce, ¿juega a los naipes con el poder real? Repasemos, despojados de opinión, algunos hechos. Kevin afirmó ser amigo del matrimonio Clinton y en las últimas elecciones presidenciales hizo campaña a favor de Hillary, incluso puso su voz para un programa especial antes de sus elecciones. Asistió al Foro Económico de Davos y, en ese foco de atención mundial, le dijo a la prensa: "Donald Trump es un personaje de ficción".
En 2014 viajó a México, donde se reunió con el primer mandatario Enrique Peña Nieto. Se sacó una selfie junto a él, la subió a su cuenta personal de Twitter y luego, para sorpresa de muchos, valoró positivamente la gestión de ese presidente. Un año antes, había asitido en los Estados Unidos a la cena de gala que realiza cada año por The White House Correspondents' Association (WHCA), una entidad formada por periodistas que cubren noticias de la Casa Blanca. En febrero de 2016, justo cuando estaba por lanzarse la cuarta temporada de House of Cards, el museo que alberga la única colección completa de retratos presidenciales que existe fuera de la casa Blanca, decidió exponer un retrato de Underwood. Kevin fue a la presentación de esa obra de arte y las fotos del encuentro recorrieron el mundo, en una demostración más de buen timing para el marketing.
Las redes sociales son un capítulo aparte. El año pasado, millones de usuarios de Instagram vieron que Spacey, en su cuenta oficial y personal, puso una selfie que se sacó en la vereda de la Casa Blanca con el siguiente comentario: "Soy un hombre de la gente. Me gusta sacarme una foto en la puerta de mi casa de vez en cuando".
La política argentina no podía quedarse afuera. ya es parte de la cultura pop local el mensaje en el Twitter de House of Cards dedicado al senador Federico Pinedo. "Tu presidencia fue la más perfecta en la historia de la democracia", se leyó en alusión a las escasas 24 horas en las que fue Presidente debido al desacuerdo entre Cristina Kirchner y Mauricio Macri sobre el traspaso de mando presidencial.
Durante la mismísima ceremonia de asunción de Trump, en enero último, Netflix difundió un adelanto de la esperada quinta temporada de la serie. El video fue absolutamente provocador. Con el Capitolio de fondo, una bandera de EE.UU. flameaba en primer plano, pero estaba colgada al revés, connotando que los valores de la democracia estaban subvertidos. Spacey reconoce que el personaje de Underwood tiene contradicciones. ¿Morirán en el personaje o estarán también en el límite que, tal como asegura, pone entre ficción y realidad? A un mes del lanzamiento, cada detalle está guardado bajo mil llaves. Hay rumores, como que sería la última de Spacey o que los modos presidenciales de Donald Trump le habrían dado un golpe de timón a la trama. La pregunta es si el personaje ya alcanzó la cima de una historia que, como buena casa de cartas, podría derrumbarse de un soplido, para volverse a armar.
Con voz pausada y en el exacto momento en el que se acaba el tiempo de la teleconferencia, desliza: "La serie, a veces, se siente muy cercana a la realidad". Apura un "gracias, que tengan un buen día" y algo queda flotando en el aire. Spacey es tan poderoso en la pantalla como Underwood en la Casa Blanca, y tal vez el único límite que existió fue el de la media hora con la que, casi por milagro, accedió a ser entrevistado.
1959
Nace el 26 de julio, en un hogar humilde de Nueva Jersey en el que vive con sus padres y dos hermanos
1978
Ya en Nueva York, entra al conservatorio de arte Juilliard.
1995
Gana su primer Oscar, por Los sospechosos de siempre. Obtendrá otro, por Belleza Americana
2003
Instalado en Londres, se hace cargo de la dirección artística de uno de los teatros más prestigiosos de lengua inglesa, The Old Vic
2013
Netflix estrena House of Cards, ficción de culto que lo tiene como protagonista y productor. Se desata una revolución en el modo de consumir series
2015
Después de siete fallidas nominaciones a los Golden Globe, se consagra como ganador por interpretar a un político maquiavélico, Frank Underwood
El futuro
El próximo 30 de mayo se estrena la quinta temporada de House of Cards. Será la primera que no cuente con su showrunner Beau Willimon, quien dejó la serie para trabajar en una agrupación anti-Trump