Los chats grupales de trabajo llevarán a la extinción a los emails formales
Apps para englobar bajo un mismo grupo a empleados de variada jerarquía se popularizan en medio de una tendencia que obliga a estar conectados al trabajo 24 horas 7 días a la semana
Existe una nueva generación de "aplicaciones colaborativas" que han invadido los espacios de trabajo de todo el mundo y, así como a nivel de relaciones sociales, familiares y de pareja todo se comunica por medio de frases cortas, emojis y stickers, en el ámbito laboral los mails han pasado a ser cosa de otra era, siendo reemplazados por métodos de comunicación instantánea supuestamente más efectivos.
Si se tiene en cuenta que las primeras formas de escritura eran logográficas en naturaleza – basadas en elementos pictográficos e ideográficos – al parecer luego de miles de años de supuesta evolución el hombre ha vuelto a recaer en lo que no son más que dibujos para expresar estados de ánimo en respuesta a un estímulo.
Cansados de esperar más que minutos para recibir una respuesta vía email, los responsables de plataformas como WhatsApp, Telegram Microsoft Teams y Workplace de Facebook ayudaron a que jefes y colegas ansiosos obtengan una respuesta instantánea por parte de los empleados, no importa el momento del día o el lugar.
Estas herramientas son hoy indispensables en cualquier empresa y suelen adaptarse sin problemas a distintas plataformas como computadoras de escritorio, teléfonos, tabletas y básicamente cualquier dispositivo electrónico conectado a Internet.
Considerando que las opciones mas nuevas ya cuentan con decenas de miles de usuarios, existe un lucrativo mercado para aquellos desarrolladores que buscan mantener a sus usuarios el mayor tiempo posible dentro de sus estructuras digitales ideadas con el fin de que todo suceda "bajo un mismo techo".
Tal es el caso de Microsoft Teams, que comenzó a operar en noviembre pasado y ya acumula más de 50.000 organizaciones que lo utilizan a diario, o Workplace de Facebook, que se lanzó en octubre y hoy es usado por 100.000 grupos de trabajo.
Otras plataformas como Slack, muy populares en EEUU pero sin gran reconocimiento en Latinoamérica, ya cuentan con más de cinco millones de usuarios activos diarios desde que fuera lanzada al mercado en 2013.
Uno de las principales razones detrás de la popularidad de las apps de chat laborales radica en el hecho de que los empleados ya no quieren o no cuentan con el tiempo suficiente para redactar mails formales. Las nuevas aplicaciones permiten transmitir una idea a un grupo de colegas de manera rápida y efectiva, muchas veces asistida por emojis o directamente sólo a través de los mismos, lo que resulta un beneficio fundamental en la era donde todo debe ser instantáneo.
El hecho de que los chats suelen ser en su mayoría más entretenidos – por más que se trate de un entorno laboral – hace que las hoy anticuadas cadenas de mail, donde se respetaban a rajatabla las reglas ortográficas y un vetusto protocolo heredado de tiempos pasados cuando las personas se enviaban cartas por medio del correo tradicional, vayan camino a convertirse en verdaderos dinosaurios de la comunicación escrita.
El cambio de tono dentro de las conversaciones laborales también hace que los emails de mayor extensión suelan conducir a malas interpretaciones que en la mayoría de los casos no eran las que se intentaba transmitir, a diferencia de los chats donde la relativa espontaneidad y sobre todo la brevedad de los mensajes da menos lugar a confusiones.
El agregado de funciones que permiten realizar llamadas de voz o video agregan otro punto a favor para la nueva tecnología y evita tener que recurrir a distintas plataformas con la consecuente pérdida de tiempo.
Los expertos aconsejan manejarse con precaución a la hora de sumarse por primera vez a un nuevo grupo de trabajo virtual – recomendando actuar más como un observador antes de tomar más protagonismo – sobre todo considerando que cada grupo tiene sus propios códigos de comportamiento cuasi culturales y lo que en uno puede resultar chistoso en otro puede significar un motivo de despido.