María Teresa Gramuglio: "Saer me sorprendió, a cada lectura"

La Editorial Municipal de Rosario y Espacio Santafesino acaban de publicar "El lugar de Saer", obra escrita por la prestigiosa crítica literaria. Hace algunos días, este libro se presentó en la Feria del Libro de Buenos Aires.

María Teresa Gramuglio y Martín Prieto

"El lugar de Saer. Sobre una poética de la narración (1969-2014)", nuevo libro de la docente y crítica literaria María Teresa Gramuglio, que reúne una serie de artículos sobre la obra de Juan José Saer, fue presentado el lunes último en la 43º Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, con la presencia de la autora y el poeta Martín Prieto, curador del Año Saer.

Publicado por Editorial Municipal de Rosario y Espacio Santafesino Ediciones, el libro se enmarca en las actividades del Año Saer, un programa del ministerio de Innovación y Cultura de Santa Fe que desde el año pasado se dedica a estudiar, difundir y celebrar la obra de Juan José Saer, uno de los escritores argentinos más importantes del siglo XX.

En el prólogo del libro, el crítico Alberto Giordano define a Gramuglio como "una pionera de la crítica saeriana, que apostó sin reservas y con los mejores argumentos al valor y la trascendencia de un proyecto narrativo extremadamente original, del que todavía podía asegurarse en 1979 que, pese a su insistencia, era 'sistemáticamente ignorado por lectores y críticos en la Argentina'".

Profesora en Letras por la Universidad Nacional del Litoral, Gramuglio es también Profesora Regular de Literatura del Siglo XIX y Profesora Consulta en la UBA. Dio conferencias, seminarios y cursos de posgrado en la Argentina y en universidades extranjeras (Princeton, Maryland, Barcelona). Publicó "Nacionalismo y cosmopolitismo en la literatura argentina". Obtuvo el Premio Konex 2016 en Teoría Lingüística y Literaria.

En diálogo con Télam, la crítica habló sobre el origen del libro que explora en profundidad la zona de Saer.

- Télam: ¿En qué momento concibió este libro? ¿Cuánto tiempo le llevó estructurarlo?
- María Teresa Gramuglio: Es una recopilación de artículos sobre Saer escritos a lo largo de muchos años. El primero, una reseña de "Cicatrices" que publiqué en 1969. El último, una lectura de sus borradores, de 2014. Algunas veces me propusieron reunirlos en un libro pero nunca acepté. Un ensayo de Alberto Giordano me convenció de que era posible hacerlo, y el extraordinario trabajo de Martín Prieto para la celebración del Año Saer fue una motivación poderosa. Lo único que hice, al fin, fue releerlos y tratar de eliminar ripios y erratas. Aquí está el resultado.


- T: La novela no es un formato tan propio del siglo XX como del siglo XIX. ¿Por qué diría que Saer apostó lo más importante de su escritura a sus novelas largas, como "El limonero real", "El entenado" o "La pesquisa"?


- M.T.G.: Para Saer sus "novelas largas" no serían, en rigor, "novelas" sino "narraciones". Con ello apuntaba a la renovación de las formas tradicionales de la novela moderna. Traté de razonar esto en el artículo "Una apuesta literaria. Idea de la narración e imagen de escritor".


- T: ¿Cuales serían las diferencias, en cuanto a procedimiento, entre los cuentos de Saer y sus novelas?


- M.T.G.: Esta es una de las cuestiones que más me costó entender, y lo hice justamente por la insatisfacción inicial que me produjo la lectura de "Lugar", la última recopilación de narraciones breves de Saer. En pocas palabras: en el conjunto de la obra, cuyo punto más alto suelen ser las "novelas largas", los "cuentos" van señalando momentos de giro y de nuevas experimentaciones con los temas y las formas que por lo general ingresan luego en las novelas futuras. Creo que algo de eso de podrá advertir en el artículo "La expansión de los límites".


- T: Según el prólogo de Alberto Giordano, hay zonas -por utilizar una palabra saeriana- en la obra de un autor que permanecen inmóviles mientras que otras resultan novedosas. ¿Cuál es el aspecto más sorpresivo en su última lectura de Saer?


- M.T.G.: Saer siempre me sorprendió, a cada lectura. La última, por supuesto, fue la lectura de los borradores, aunque no estoy muy segura de que puedan considerarse parte de la obra. Entre otras cosas, el lugar que ocupa en ellos la poesía es muy revelador, fundamentalmente por la centralidad que adquiere el ritmo en la prosa de Saer. Las reflexiones y las notaciones resultan iluminadoras de sus obsesiones y sus modalidades de trabajo. De su persistencia y de sus pulsiones. De su humor y de sus aversiones.


- T: ¿Por qué cree que se tardó tanto en reconocer la relevancia de una obra que hoy no deja de estudiarse?


- M.T.G.: El mismo Saer ha reflexionado sobre el asunto en relación con muchos grandes escritores que han alcanzado un reconocimiento tardío. ¿Pero en verdad en su caso se tardó tanto? Hay lecturas tempranas de críticos atentos como Carlos Altamirano, Norma Desinano, Ricardo Piglia, Beatriz Sarlo y Adolfo Prieto. Pero el éxito de público en sus años de comienzos corría por otros carriles.


- T: ¿Qué influencias inusuales diría que tiene la escritura de Saer?


- M.T.G.: Empezaría por poner en cuestión la noción de "influencia". Al respecto, propongo una idea del mismo Saer: "Son esos escritores que se incrustan en uno". Habría que convenir en que es muy poco usual que la poesía de Juan L. Ortiz esté en el cimiento de una obra narrativa.


- T: ¿Cuál es, en definitiva, el lugar de Saer en la historia de la literatura argentina?


- G: No hay lugares definitivos en la historia de ninguna literatura, argentina o no. Autores que alcanzaron una consagración, sea temprana o tardía, pueden muy bien ser desplazados de ese sitial. En todo caso, hoy se puede advertir cierta "descendencia de sobrinos", como vaticinó alguna vez Sergio Chejfec, retomando una idea de los formalistas rusos, que incorporaron algunas de las transformaciones que Saer introdujo en la narración.

María Teresa Gramuglio y Martín Prieto