Tengo tortícolis ¿Qué hago?
Marcelo Borroso Griffiths brinda una serie de ejercicios para aliviar los síntomas de esta molesta dolencia.
La tortícolis es una afección, aguda o crónica, caracterizada por una inclinación de la cabeza sobre el cuello, que ocasiona una postura defectuosa, involuntaria, permanente o intermitente y, en general, dolorosa. Se define como una contracción prolongada de los músculos cervicales, en especial del ecmo (esternocleidomatoideo), que produce además de dolor, pérdida de la movilidad articular.
En su mayoría, los pacientes presentan una o más subluxaciones en la columna cervical, que no son más que desalineamientos de las vértebras. Por este motivo resulta indispensable la detección, análisis y corrección de dichas subluxaciones vertebrales.
De esta manera se logra alinear toda la columna y beneficiar al paciente no sólo mediante la resolución de dolores musculares sino también al permitir ampliar las posibilidades del organismo de gozar de un mayor potencial de funcionalidad al liberar la presión sobre los nervios, ya que la causa más frecuente es una irritación de los nervios cervicales por lo que secundariamente aparece una contracción o espasmo de los músculos del cuello.
- Tortícolis emocional
El cuello es la parte del cuerpo que soporta la cabeza. Este nexo entre el cuerpo y la mente es también el puente que permite a la vida manifestarse. Todo lo que da la vida pasa por él: el aire, el agua, los alimentos, las circulaciones sanguínea y nerviosa.
Si tenés dificultad en tragar tus emociones, si las “reprimís”, esto puede crear una tensión en el nivel de tu cuello en donde se halla el centro de energía. Como el cuello es una de las partes flexibles del cuerpo, todo problema en él denota inflexibilidad en la persona que lo padece.
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Asimismo, cuando una persona se halla emocionalmente ansiosa tiende a contraer los músculos que unen la cabeza con los hombros y tensiona toda la musculatura que va desde la nuca hasta la parte más elevada de los hombros.
Cómo actuar si tenés tortícolis
- Contra la inflamación: Si ves que tenés el cuello inflamado, colocá hielo en una toalla y ponelo sobre el cuello para conseguir que baje la inflamación y disminuya el dolor. Hacelo exclusivamente sobre las vértebras. Ahora, si la tortícolis es por un “golpe” de frío, manejarse con calor, en ambos casos tené cuidado de no exagerar la exposición por los elementos nobles circulatorios que pasan por la zona para así no derivar en otras complicaciones.
- Una buena postura: Intentá mover el cuello lo menos posible. Aunque existen ejercicios de contraresitencia, que ayudan progresivamente, éstos deben ser brindados por un profesional correctamente formado. No hagas movimientos bruscos. Si tenés que pasar gran parte del día sentado frente a la computadora, intentá mantener siempre la espalda recta y colocá el monitor a la altura de la vista para no tener que mover el cuello.
- Contra el frío: Protegé el cuello utilizando una bufanda o un pulóver de cuello alto que eviten que el frío penetre, ya que puede perjudicar aún más el estado de la tortícolis.
- Una adecuada almohada: Dormí con una almohada cervical para cuidar la zona, la misma debe tener una altura de manera tal que al colocarte de lado en la cama, la cabeza no te caiga porque es baja la almohada o te quede alta, por lo mismo, en líneas generales debe seguir la línea de columna.
- Tené cuidado al levantar objetos: Doblá tus rodillas y mantené la espalda recta con las piernas abiertas, en lo posible, encima del objeto. Para subirlo, tenelo lo más cerca posible del cuerpo.
- Sentate en una silla firme y en una posición correcta: La espina dorsal también incluye los huesos que están en la base del cráneo, si no tiene el soporte adecuado, tendrás más posibilidades de padecer dolores en la zona del cuello y hombros.
Ejercicios
- Sentado
Espalda pegada al respaldo de la silla. Inspirar. En cada espiración flexioná la cabeza, bajando cada vez más vértebra por vértebra.Debés intentar flexionar la espalda sólo hasta la parte media. La zona lumbar debe quedar siempre en contacto con el respaldo.Volvé lentamente vértebra por vértebra.
- De pie
Colocá una mano sobre otra justo por encima de la cabeza. Mantén el cuello estirado llevando la cabeza hacia arriba con la barbilla paralela al suelo. Inspirá subiendo un hombro y luego el otro. Espirá bajando el primer hombro y a continuación el otro.
- Girar la cabeza hacia los dos lados
En una posición recta, mové la cabeza hacia un lado y luego hacia el otro, repetí 10 veces. Después, incliná la cabeza hacia delante también 10 veces.
- Colocar las manos cruzadas por detrás de la cabeza
Poné las manos cruzadas por detrás de la cabeza y dejá caer el peso de las manos y la fuerza de la gravedad para que la cabeza caiga poco a poco. Quedate en esta posición unos minutos.
- Mirando hacia la rodilla
Mirando hacia la rodilla derecha, poné la mano derecha sobre la nuca e incliná un poco la cabeza. Es muy importante que no levantes el hombro izquierdo. Repetí el ejercicio del lado contrario.