¿Por qué algunos días nos quedamos sin energía?
Hay determinados comportamientos adquiridos, conscientes e inconscientes, que te consumen totalmente la energía y te dejan exhausto.
Casi sin darte cuenta, hay días en que quizás has tenido una carga laboral y exigencia normales y sin embargo terminás exhausto. Lo que sucede es que hay determinados comportamientos adquiridos, conscientes e inconscientes, que te consumen totalmente la energía.
Los seres humanos somos energía en movimiento, por lo que te invito a hacer tu propia “ecología interna” con sustentabilidad aplicada para optimizar tus recursos.
Estos son los siete principales, que, si lográs reconducirlos, cambiarán por completo el panorama:
- La queja
Hay personas que se quejan por todo, generalmente sin razón. Es un hábito sumamente nocivo, que no conduce a nada nuevo, ya que no cambia el estatus de las situaciones. Recursos: observá tus pensamientos, y, ni bien está por aparecer una expresión de queja -desde sutil hasta las muy evidentes-, reemplazala por una expresión constructiva. De esta forma, el patrón de queja irá disminuyendo paulatinamente hasta desaparecer.
- Tener visiones negativas permanentes
En un mundo agitado y cambiante, la transformación es constante; esto hace que, si no lográs fluir y flexibilizarte ante las situaciones, tendrás miradas catastróficas sobre todo y todos, y agigantarás tu negatividad. ¿Te has dado cuenta de que la felicidad no se agiganta en tus pensamientos, y sí tu negatividad? Es una espiral descendente, de la que es difícil salir. Recursos: utilizá la actitud neutral, que está situada justo al medio entre lo positivo y negativo; te permite observar las cosas en perspectiva, sin participar ni responder rápidamente. Tomate tiempo para reflexionar antes de que salgan tus peores expresiones.
- Ser desorganizado
Lo que manifestamos afuera es tal cual como te sentís por dentro. De este modo, si tu vida es un caos en cuanto a la organización básica, desde tu hogar hasta el espacio de trabajo, tus relaciones, agenda y situaciones cotidianas, eso será exactamente lo que replicarás con mayor énfasis en tu energía vital. Tu cerebro estará permanentemente sin saber qué hacer. Recursos: ordenate paso a paso. Empezá por lo más sencillo y a tu alcance, y seguí por las cosas más complejas. Por ejemplo, llevar una agenda diaria es fácil; también podés utilizar un sinfín de herramientas tecnológicas. Limpiá tu hogar y reciclá lo que ya no utilices: regalalo, hacé un acto solidario. Despejá tu energía estancada, y verás como muy pronto el orden será incorporado naturalmente a tu vida.
- Ser opinólogo y discutidor permanente
Los seres humanos tenemos la posibilidad de expresar las opiniones, y esto es muy saludable. Sin embargo, estar en pie de guerra todo el día, haciendo observaciones sobre los demás (y muy pocas veces sobre nosotros), te consume energía. Recursos: enfocate en vos; expresá todo lo que quieras, apoderándote de la comunicación (“En mi parecer…”, “Desde mi perspectiva…”, “Como un aporte…”). Esta es una buena forma de seguir participando, aunque no necesariamente en todo lo que te desagrada del mundo y de los demás. “Empieza por limpiar tu casa, y luego sigue con el mundo”, dice el refrán.
- Vivir preocupado sin motivo aparente
La rigidez y estrechez de pensamiento lleva a una inflexibilidad no conducente a tu felicidad. ¿Te gusta vivir así? ¿Te adelantás a los acontecimientos y los precalificás siempre como negativos y catastróficos? ¿Imaginás toda serie de desgracias? Recursos: detenete y reflexioná. No sabrás el resultado de las cosas hasta que tengas la experiencia. Centrate en tu presente y afrontá paso a paso lo que se presenta.
- Procrastinar
El hecho de postergar las cosas te da una aparente sensación de calma y control. Sin embargo, nada hay más errado en el mundo: lo único que conseguís es dejar un círculo de energía abierto en tu cerebro, que, hasta que no se complete, estará dándote vueltas como un mosquito molesto. Recursos: abrí y cerrá cada círculo. Cumplí tu palabra. Hacé listas de prioridades. Establecé al menos las tres cosas impostergables, y el resto pasará a un segundo plano. De esta forma enfocarás tu energía en lo fundamental que debe realizarse, y no tendrás tanta energía dispersa incompleta dando vueltas dentro.
- No poner límites
El adverbio más poderoso que existe en la lengua humana es “Sí”. Le sigue el “No”, que te ayudará a fijar el umbral más allá del que no se puede pasar. Si estás enredado en muchas situaciones porque tenés un “Sí fácil”, empezá a practicar con el “No” para fijar límites a situaciones, personas, conversaciones, respuestas rápidas y relaciones. Recursos: practicá lo suficiente, hasta no sentir culpa por decirlo e incorporarlo. Te ayudará a estar más libre y con menos ataduras emocionales, que, de tan invisibles, se han convertido en tus carceleros inconscientes.