Después de la dura derrota ante Atlético de Rafaela, Unión sabía que un bien resultado en el Clásico le daría el envión necesario para salir de la malaria. Es verdad que terminó en empate 1-1, pero el saldo fue por un lado positivo, porque se sumó y, por otro, negativo, ya que se piensa que el resultado pudo ser un poco injusto, ya que la igualdad llegó por un penal inexistente (para la mayoría).

Por lo pronto, es un oasis para un grupo que parece agarrarle la mano a lo que pide el entrenador, Pablo Marini, que después del partido del domingo reconoció que se realizó una actuación "soberbia". Es así como será una semana un poco más descontraturada de trabajo, pero no menos para relajarse, ya que ahora se viene un importante encuentro como local ante Arsenal para volver a la senda de la victoria.

El interrogante pasa por saber en qué condiciones está Diego Villar, quien debió irse reemplazado por una molestia en el primer tiempo. Después, el resto estaría a disposición de Pomelo, quien de a poco le va imprimiendo su impronta a este equipo.