Anisakis, el parásito que se oculta en el sushi

Este riesgoso gusano de tres cm que puede causar alergias, se instala en la musculatura de los peces y de allí a nuestros intestinos.

Mide apenas tres centímetros de longitud y un milímetro de grosor, pero causa serios problemas en los peces y en nuestro sistema digestivo. Se trata de la larva conocida anisakis, un parásito que se instala en la musculatura del pez.

Nos llevamos el tenedor a la boca y… Un huésped inesperado coloniza nuestro estómago sin darnos cuenta. Su travesía comienza en los mecanismos de pesca. Si los barcos van a alta mar y no visceran enseguida los pescados, las larvas pueden migrar a la musculatura. También influyen los métodos de venta y cocción.

Las probabilidades de que este ser termine en nuestro intestino dependen de varios factores: ¿Sigue vivo cuando llega con el sushi (u otros pescados crudos) a nuestro plato? ¿Nuestro organismo permite la entrada del anisakis? Es una cuestión de estadística con matices. Si se toman precauciones a la hora de cocinar el pescado, es muy difícil adquirirlo.

El parásito muere antes de llegar al plato si cocinamos el pescado a una temperatura de 60 grados durante diez minutos. Así lo indican los estudios, aunque depende del grosor del pescado; no puede estar caliente por fuera y frío por dentro. Otra garantía de prevención es congelar el alimento.

Muerte precoz del gusano

El parásito del anisakis nos hace compañía durante uno o dos días, no más. Después se expulsa y muere, no se queda en nuestro cuerpo. En ese preciso momento, los pacientes notan la respuesta natural de su organismo ante un cuerpo extraño. Suele ser una reacción alérgica, un mecanismo de defensa que ayuda a expulsar la larva.

La reacción suele ser aguda y puede ser remitida con medicación sintomática en unas horas. Los síntomas pueden ser dolor de estómago, vómitos, urticaria. En algunos casos no está bien definida y perdura durante semanas o meses, consignaron especialistas a la agencia EFE.

Tratamiento y prevención

El anisakis desaparece de nuestra vida tan pronto la persona lo expulsa, por lo que no suele ser necesario combatirlo. La prioridad es paliar los efectos de la reacción alérgica que sufrimos en consecuencia. Respecto al parásito, “no hay que hacer nada salvo insistir en las recomendaciones generales, que son iguales para toda la población”, matiza el alergólogo.

Recordar

​• Congelar el pescado.

• Asegurarse de que está bien cocinado.

• En algunos casos específicos, adoptar una dieta sin pescado de forma temporal siguiendo las indicaciones del médico.

• Salvo dolores de estómago muy fuertes, no es necesario realizar una gastroscopia para extraer la larva; sale sola.

• Lo ideal es congelar el pescado antes para reducir el riesgo a cero.

• Cuidado con lo que comemos fuera de casa… Si nos lo sirven muy hecho, mejor.

¿Hay secuelas?

En ciertos pacientes que no han tenido una reacción alérgica, la larva empieza a migrar hasta meterse en el intestino. “En ese caso nos defendemos con otro tipo de reacción: formación en granuloma. Vemos al parásito como un cuerpo extraño y generamos un tejido alrededor”, explicó a EFE Álvaro Daschner, alergista. ¿Consecuencias? A veces, problemas intestinales. “No es por la larva sino por nuestra reacción contra algo que desconocemos, contra un cuerpo extraño”, matizó el doctor. En ocasiones se requiere cirugía. En otros casos es más sencillo: “Si tenés contacto con anisakis y producís anticuerpos malos (alérgicos), podés volver a tener algún problema cuando vuelvas a ingerir la larva viva”, señala el doctor.

Las especies de pescados descritos como huéspedes del Anisakis simplex en nuestro entorno son: . Entre los cefalópodos, el calamar, el pulpo y la sepia. Sin embargo no es necesario tener miedos infundados. Comprando el pescado en un local que cumplen con los requisitos sanitarios correspondientes y la adecuada manipulación en frío o caliente, no hay problema alguno en su consumo.

Imagen ilustrativa