El 25 de mayo de 1977 llegaba a la pantalla grande la primera película de Star Wars , que luego -con la realización de una segunda trilogía, que contaba acontecimientos previos a esa historia- conoceríamos como Episodio IV: Una nueva esperanza. Escrita y dirigida por George Lucas y protagonizada por Harrison Ford , Mark Hammill y Carrie Fisher , ninguno de ellos tres imaginó -o podía imaginar- que esta producción se convertiría en uno de los grandes hitos de la ciencia ficción y de la historia del cine. Y, hoy, a 40 años de su estreno -en la Argentina se estrenó varios meses después, el 25 de diciembre-está más vigente que nunca, con varias películas pautadas para los próximos años.

La muerte de Carrie Fisher, en diciembre último, a los 60 años, ha teñido de melancolía los festejos de las cuatro décadas de historia de la saga. En la edición de la revista Vanity Fair que homenajea con un lujoso portfolio fotográfico a las estrellas de las películas, Colin Trevorrow, director del Episodio IX, reveló que la película debió haber comenzado a rodarse en enero último, poco después del fallecimiento de Fisher, y que el guión original la tenía como principal protagonista. "Carrie la pasó genial filmando Los últimos jedi -recuerda en la revista la presidenta de Lucasfilm, Kathleen Kennedy-. En el momento en que terminamos de rodarla me agarró y me dijo: Más vale que yo sea el centro del Episodio IX. Harrison Ford fue el protagonista del Episodio VII y Mark Hamill lo es en el VIII. Pensó que el IX sería su película. Y lo iba a ser".

Algunos de los momentos más emblemáticos de la trilogía original​

Episodio IV: Una nueva esperanza (1977) narraba la historia de cómo Luke (Mark Hammil) descubría, tras la violenta muerte de los tíos que lo habían criado, que su padre le había transmitido la sensibilidad ante la Fuerza, el principio que anima a todos los seres vivos. Mientras comienza a aprender a dominar sus poderes con la ayuda de Obi Wan Kenobi (Alec Guinness), escapa de sus perseguidores y se suma a la lucha de la Alianza Rebelde contra el Imperio Galáctico, donde une sus fuerzas con un hábil contrabandista llamado Han Solo (Harrison Ford) y una princesa cuyo reino es destruido por las fuerzas imperiales, Leia Organa (Carrie Fisher). El sacrificio de Obi Wan Kenobi y la destrucción de la Estrella de la Muerte original son dos de las escenas más recordadas por los fanáticos en esta película.

Episodio V: El imperio contraataca (1980). Dirigida por Irvin Kershner y escrita por Leigh Brackett y Lawrence Kasdan, es considerada la mejor entrega de toda la saga, repleta de diálogos memorables (como la confesión de Leia a Han Solo, momentos antes de que sea apresado en un bloque de carbonita) y escenas de acción que serían imitadas hasta el cansancio por sus sucesores e imitadores. Aquí, el trío protagónico pasa buena parte de la película separado: Luke continúa su entrenamiento jedi con Yoda en el planeta Dagobah, mientras que Leia y Han Solo son perseguidos metódicamente por la galaxia por Darth Vader, que intenta encontrar a Luke a través de ellos. Cuando finalmente lo hace, el esperado duelo entre ambos culmina con una revelación.

Episodio VI: El regreso del jedi (1983). Richard Marquand dirigió la conclusión de la trilogía original sobre un guión de Lawrence Kasdan y el propio Lucas, que encuentra a las fuerzas rebeldes intentando sabotear las pruebas finales para una segunda y mejorada Estrella de la Muerte. Entre las secuencias más memorables se encuentran el rescate de Han, primero por parte de Leia y luego de Luke, convertido en adorno de la guarida de Jabba el Hut; una persecución en una suerte de motos voladoras en medio de un bosque, los siempre parodiables Ewoks y, sobre todo, el duelo final entre Luke y su padre.