Adicción a la cocaína: un hábito que puede pasar de generación en generación
Diferentes estudios demostraron que los factores genéticos heredables pueden hacer a una persona más propensa a sufrir propensión hacia el consumo de alguna sustancia.
La relación entre la adicción en una segunda generación ya dejó de ser un tema de debate. Diferentes estudios demostraron que los factores genéticos heredables pueden hacer a una persona más propensa a sufrir propensión hacia el consumo de alguna sustancia.
De acuerdo a los especialistas esto sucede por diferentes factores relacionados con variaciones en el genoma, en especial con algunas mutaciones que se producen en las marcas químicas relacionadas al estilo de vida. Este fenómeno, conocido como epigenoma, tiene la facultad de traspasarse de una generación a otro.
Investigadores de la Universidad de Fudan, en Shanghái, China, sumaron, esta semana, nuevas evidencias que refuerzan la teoría de que existe una relación entre los cambios epigenéticos de un consumidor de cocaína y la propensión de sus hijos a continuar con el hábito.
Para llegar a esta conclusión, acudieron a roedores "adictos", quienes para poder acceder a la cocaína debían empujar una palanca varias veces. A mayor insistencia, era mayor la motivación o el deseo por consumir la sustancia, dice el artículo publicado en Nature Communications.
Una vez que individualizaron a los ratones con mayor nivel de adicción, observaron a sus crías y descubrieron que que estos tenían más probabilidades de convertirse en adictos. Los autores sostuvieron que la heredabilidad de la adicción no dependía del grado de consumo, sino del nivel de motivación para buscar la sustancia.
Para comprender las razones de este comportamiento, luego analizaron el esperma de los ratones, tanto de los querían consumir más como de los que no. Y encontraron diferencias en la metilación de algunas zonas del ADN, un tipo de marcas epigenéticas que cambian la expresión de los genes. Después, observaron que algunos de estos cambios se mantenían en la descendencia, lo que explicaría el "comportamiento adictivo" de las crías.
Los resultados, aseguran los especialistas, coinciden con observaciones realizadas en diversos estudios epidemiológicos, en el que el consumo de cocaína de los padres tuvo relación con problemas de ansiedad en los hijos, memoria deteriorada o déficit de atención. Además, si la madre toma cocaína antes del embarazo, se incrementa la sensibilidad de los hijos ante la droga, algo que facilita la adicción.
Los investigadores ahora estudiarán si el uso de otras sustancias, como la heroína, pueden también provocar cambios epigenéticos similares.