"El gran rival es el tiempo"

Columna de opinión sobre el inicio de un nuevo ciclo en la Selección Argentina

En la vida cotidiana hay cosas que sobran y otras que faltan, evidentemente. Argentinizar esta realidad con ejemplos es sencillo: sobra esperanza y falta tiempo. Desde que el gen nacional se fue elaborando esto se ha enquistado de ese modo. Siempre corriendo los sueños, sosteniéndolos más en nuestra ilusión que en su factibilidad de concretarse, y siempre corriendo… para intentar construir un camino o para sostener un presente laburando aquí y allá, luchando contra la inestabilidad de nuestro tan patriótico e impredecible futuro.

Y esas situaciones se han encarnado como un estilo de vida. Vivimos el hoy y atamos con alambre lo cotidiano tratando de zafar el día… y mañana veremos. De esta sociedad surgen nuestros dirigentes que no son ajenos a ella y que gobiernan como viven, tanto al país como al fútbol: sin demasiada previsión a mediano plazo. Y así nos va. Pero no equivoquemos el ámbito de esta opinión.

En este contexto preocupante y laberíntico arribó Jorge Sampaoli a la Selección Nacional de Fútbol. Pero no solo él arribó, no. Arribaron junto con el casildense un grupo nutrido de profesionales que intentan perfeccionar su trabajo y un conjunto de convicciones que se han consolidado en el exterior y que han capitalizado esa capacidad de organización y trabajo en rendimiento, con orden y tiempo. Orden y tiempo… justo lo que este desafío no puede proponerles y exactamente lo que deberán doblegar para edificar cumpliendo el objetivo inmediato, en primera instancia, pero también todos los otros que traen consigo y que pretenden reencausar las selecciones nacionales desde la médula.

Un puñado de días que se han transformado en entrenamientos constantes, dentro y fuera del campo aprovechando cada minuto de la concentración para transmitir una idea de juego, de convivencia y de vida probablemente han dejado conclusiones tras el estreno frente a Brasil. Conclusiones, o sensaciones para ser más medido, que expresan libertad en la elección de jugadores, obstinación en la intención de salir jugando, flexibilidad en el diseño táctico y una renovación que está desarrollándose sin prescindir de nadie. O mejor dicho, sin prescindir del que esté dispuesto a adaptarse.

Los métodos Sampaolistas son más cercanos a los que viven en los clubes europeos la mayoría de los futbolistas considerados. Eso indudablemente genera una afinidad que predispone mejor. Eso, además genera, en los jugadores de nuestro fútbol una posibilidad invaluable de capacitación.

La percepción personal me lleva a pensar que no será sencillo llevar a la práctica lo que cree el ex entrenador de Sevilla, fundamentalmente por el escaso tiempo de trabajo que tendrá en campo de aquí a la finalización de las eliminatorias, pero ilusiona su vehemencia. Y la ilusión sostiene a este país desde siempre. Una vehemencia que no muere en histrionismo, sino que se exterioriza de ese modo. Una vehemencia que lo lleva a vivir, a sentir y a transmitir el fútbol de una manera tan particular que si encuentra eco en los protagonistas acortará plazos.

Uruguay espera dentro de dos meses y medios, pero en términos reales espera dentro de cinco días de trabajo que pueden estirarse a diez en caso de poder consensuar algún amistoso previo, con los que juegan en el viejo continente casi descartados por estar desandando la

única pretemporada anual que aquel calendario permite, con los de acá en situación semejante y sin Fecha FIFA mediante. En consecuencia, no es ideal ni mucho menos el escenario para un equipo de trabajo tan obsesivo, con tantas herramientas y que entiende necesario e imprescindible volcarlo a los futbolistas lo antes posible.

Evidentemente, este no es momento de balances, solo lo es de lectura, y de lecturas leves si me apuran. Pero algunos destellos del rumbo que busca el nuevo conductor se han podido ver. No se podrá reducir a un adversario como se ha hecho con Singapur ni se enfrentará a rivales de la valía de Brasil a cada paso. Entre esos polos habitan la mayoría de los seleccionados, aunque hoy, sin lugar a dudas, el gran rival argentino es la escasez del tiempo disponible.