Más de la mitad de los adultos dice que no se las prescriben
Una encuesta revela la falta de información sobre el calendario nacional; el 50% piensa que las inmunizaciones son principalmente para los chicos, aun cuando hay esquemas para todas las edades
Ninguna estrategia de salud pública demostró ser tan efectiva como la vacunación para prevenir enfermedades infecciosas y evitar su diseminación. Aun así, en la Argentina el 54% de los mayores de 18 no recibió una indicación médica para vacunarse en los últimos cinco años, según una encuesta de Poliarquía Consultores y Prosanity. Tener un médico de cabecera eleva las chances de estar al día con las inmunizaciones.
"Observamos que una gran proporción de población adulta en la Argentina no tiene un acceso formal ni a la información sobre las vacunas recomendadas para cada edad ni a la cobertura para acceder a ese beneficio, aun cuando el país tiene el calendario de vacunación gratuito más amplio del mundo", explicó Daniel Lew, miembro consultor del área de salud de Poliarquía Consultores e integrante del Servicio de Medicina Familiar del Cemic.
Destacó que de acuerdo con los resultados obtenidos "tener médico de cabecera o no tenerlo influye de manera significativa en la posibilidad de recibir o no las vacunas recomendadas. Quienes dicen contar con un profesional de referencia tienen casi un 50% más posibilidad de haberse aplicado alguna vacuna en los últimos cinco años".
El relevamiento se hizo el mes pasado e incluyó a una muestra de 1288 jóvenes y adultos representativa de la población argentina mayor de 18 años. Mientras que el 54% dice que los médicos que consultó en los últimos cinco años no le aconsejaron vacunarse, el 40% recibió la indicación profesional. El 50% de los mayores de 18 años piensa que las vacunas son para los chicos.
Pero al consultar sobre si se habían aplicado alguna vacuna, independientemente de que un médico se lo recomendara o no, creció al 60% la cantidad que se había vacunado contra infecciones como la gripe, la hepatitis o la neumonía.
Entre los afiliados al PAMI, esa respuesta sube al 79%. Eso disminuye al 52% entre los usuarios de los hospitales públicos. En los beneficiarios de las obras sociales y las prepagas, los resultados son, respectivamente, del 60 y 62%.
"Aparentemente, el sector público sigue siendo el sector más débil en cuanto a la facilidad o al acceso a la vacunación aun cuando la consulta en ese subsector del sistema de salud es un buen momento para intervenir o para aconsejar a los pacientes de los grupos de riesgo, como los adultos mayores, las personas con enfermedades crónicas o las embarazadas -dijo Lew-. Es el sistema natural de atención y, por supuesto, para la vacunación de la población más vulnerable."
Explicó que los afiliados al PAMI no necesitan orden médica para aplicarse vacunas contra la gripe, por ejemplo. Los beneficiarios de las obras sociales y las prepagas, si tienen la cobertura asegurada, van a un vacunatorio o a un centro de salud y por la edad o por pertenecer a algún grupo de riesgo en una base de datos se pueden aplicar las vacunas recomendadas sin indicación, según agregó el especialista del Cemic.
"La falta de vacunación identificada en los hospitales públicos se puede atribuir a la precariedad socioeconómica y laboral que limita el acceso a las obras sociales y las prepagas -señalan los encuestadores en sus conclusiones-. El 55% de la población estima que no pertenecer a estas coberturas dificulta mucho o bastante el acceso a las vacunas."
Al indagar si tener un médico de cabecera influía o no en esa posibilidad, los resultados se inclinaron a favor de contar con ese profesional de referencia: el 51% de los que lo tienen recibió una indicación de vacunarse en los últimos cinco años, comparado con el 28% de los que carecen de un médico que conozca su historia clínica y sus antecedentes familiares.
Imagen social
En nuestro país, la mayoría (83%) opina que las vacunas son "bastante" o "muy" beneficiosas. Es baja la cantidad que desconfía de sus efectos (14%): les preocupan sus efectos adversos, aun cuando apenas un 9% mencione haber sufrido alguno.
Otros motivos de esa desconfianza, según surgió de la encuesta, estarían más asociados con las creencias religiosas (3%), el escepticismo hacia la medicina (19%), el uso de alguna medicina alternativa (11%) o porque la persona sufrió u oyó hablar de efectos adversos.
Para Federico Augustovski, que dirige el Departamento de Evaluación de Tecnologías Sanitarias del Instituto de Efectividad Clínica y Sanitaria (IECS), la actitud hacia las vacunas en la población es buena. "En muchos lugares del mundo está el movimiento antivacunas, que aquí no parecería estar tan extendido", indicó el investigador, que también dirige el Centro Provac, una red de vacunación de la Organización Panamericana de la Salud. "En general, las vacunas demostraron en los últimos 100 años ser buenas para la salud pública", dijo Augustovski, que no participó de la realización de la encuesta.
Señaló además que excepto en los chicos y los adultos mayores, entre los 18 y los 60-64 años no hay que vacunarse todos los años, sino aproximadamente cada 10 años cuando no hay problemas de salud que así lo justifiquen. "Que la mitad no haya recibido una indicación para vacunarse me parece razonable. Las tasas de vacunación son muy buenas en el país", opinó.
En tanto, Daniela Hozbor, coordinadora de la Subcomisión de Vacunología de la Asociación Argentina de Microbiología (AAM), consideró "muy interesante" que se indague en la opinión pública hacia las vacunas. "Es un calendario de lujo por la cantidad de vacunas que incluye, que son gratuitas y obligatorias. Es fundamental conocer lo que la población percibe o conoce", indicó Hozbor, que es investigadora principal del Conicet especializada en vacunas y profesora titular de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de La Plata.
"Los gobiernos difunden la información, pero quizás eso no alcance para que la población valoricen lo que significan las vacunas. En prevención, el agua corriente y las vacunas son la mejor estrategia. Y el médico es un eslabón esencial a la hora de la difusión -indicó la especialista-. Es clave no perder oportunidades: las vacunas se deben aplicar en tiempo y forma. Los esquemas existen porque está demostrado que así son más beneficiosos para la prevención. Cualquier brecha tendrá un impacto negativo. Porque las vacunas no sólo protegen a quien se las aplica, sino también a la comunidad."