La largada de Valtteri Bottas en el Gran Premio de Austria fue una de las polémicas del fin de semana pasado. Sin embargo, la FIA determinó que se apoyaron en sus sistemas de mediciones y no vieron errores en la salida. 

El aparato funciona con un haz de luz sale del transpondedor que está colocado en la parte inferior de la trompa del monoplaza, y ese rayo se va abriendo en forma de campana.

Lo de Bottas no fue intencionado, fue pura suerte. Probablemente se adelantó al resto, con un tiempo de reacción de 0.201 segundos, por los 0.350 de Vettel. Pero cuando ese haz de luz de su Mercedes dejó de tocar la célula fotoeléctrica insertada en el asfalto, las luces del semáforo ya estaban apagadas. Una cuestión de milésimas, pero dentro de la legalidad de forma inobjetable.

Es complicado mejorar este sistema, que empezó a funcionar hace 20 años en la F1. Podría ajustarse a que el mínimo movimiento de un monoplaza activara una falsa largada, pero arruinaría la justicia de la competencia, por lo antes señalado. Además, hay que tener en cuenta que los monoplazas de F1 realizan una vuelta de formación, es decir, no son colocados al milímetro en sus puestos de salida. El haz de luz debe tener un diámetro suficiente para encontrar el sensor encastrado en el asfalto.

"Hice la salida de mi vida", dijo Bottas tras ganar la carrera y salvar la investigación de los comisarios. Vettel la reclamó por la radio e forma insistente, pero la tecnología demostró que no tenía razón.