¿Por qué no nos gusta cómo salimos en las fotos?

La ciencia finalmente encontró una explicación a este misterio

Las cámaras frontales en los celulares disparó un furor global por las selfies pero no siempre logramos los resultados que queremos. ¿Por qué sucede esto?

La psicóloga Andrea García Cerdán es especialista en psicología clínica y de la salud y centra su actividad en la divulgación científica en el área de Evaluaciones neuropsicológicas y Estimulación cognitiva de CogniFit España. En diálogo con EFE explicó que las personas estamos acostumbradas a ver nuestra propia imagen a través de los espejos y superficies reflectantes. Sin embargo, la imagen que estos devuelven no es la “real”, la que ve todo el mundo que nos mira. Está invertida.

Efecto “mera-exposición”

El efecto “mera-exposición”, explicado por primera vez por Zajonc en los años 60, consiste en que después de toda una vida viéndonos en los espejos, ésta se convirtió en la imagen más familiar que tenemos de nosotros mismos. Y cuando las cámaras nos devuelven la imagen “real” de nosotros mismos, nos vemos tan raros, que nos desagrada.

Esto no ocurriría si fuéramos simétricos, ya que de esa manera las dos imágenes serían iguales. Pero nuestra sonrisa se eleva más por un lado que por otro, quizá nuestro pelo cae más hacia un lado, etc. Por ello, en algunas aplicaciones móviles que toman fotos, y que sí muestran la imagen especular, nos solemos ver más favorecidos que con la cámara normal de teléfono.

Las características de la foto

Dentro del efecto “mera exposición” también influye la perspectiva con la que nos hacemos la foto. En el espejo estamos acostumbrados a vernos al nivel de nuestros ojos, pero las fotos pueden tomarse desde todo tipo de perspectivas. Además de que algunas perspectivas por nuestro propio tipo de rostro no nos favorezcan, lo habitual es que no estemos acostumbrados a esa perspectiva.

Aunque parezca muy evidente, hay otros aspectos de las fotografías que influyen en cómo nos vemos. La luz es muy importante, porque depende de donde esté el foco nos va a ocultar o evidenciar nuestros “defectos”.

La autopercepción

La forma en la que nos percibimos a nosotros mismos es diferente de la forma en que percibimos a los demás. Mientras el rostro de los demás lo vemos de forma global, cuando nos miramos a nosotros nos centramos más en los detalles, en si tengo el ojo así, en si tengo manchas, pecas, granos, y demás.

Curiosamente, un estudio encontró que la gente normalmente se considera más atractivo de lo que en realidad es. En este experimento, se modificaban fotos de los participantes mezclándola con una foto de una persona atractiva o poco atractiva de su mismo sexo. Los participantes tenían que escoger cuál de ellas era la imagen real de ellos mismos. Y resultó que en general, tendían a escoger más rápidamente la versión más atractiva de ellos mismos.

Sin embargo, esto puede ser cierto en personas con alta autoestima y una percepción positiva de ellos mismos. Las personas con baja autoestima se van a percibir menos atractivos de lo que en realidad son. Y esta sociedad que nos presiona para que seamos “perfectos” consigue que nunca estemos satisfechos con la imagen que el espejo proyecta.