Venus: el primer satélite de investigación ambiental
Construido por Israel en colaboración con Francia, el cohete ya se encuentra en órbita. Su objetivo será seguir los fenómenos relacionados con el cambio climático en el planeta. Los detalles de una importante innovación destinada a la investigación y el monitoreo del medioambiente.
La Agencia Espacial Europea (ESA) celebró esta madrugada el lanzamiento con éxito de dos nuevos satélites de observación terrestre desde la base de Kurú, en la Guayana francesa. Ambos estarán al servicio de Italia, Francia e Israel. Pero en cuanto a sus fines, uno de ellos adquiere una especial relevancia.
El satélite israelí Venus ya se puso en órbita. Con una vida útil de cuatro años y medio, el cohete representa una innovación única, ya que se trata del primero de aquel país que está destinado a la investigación ambiental y ecológica, ayudando a las agencias espaciales israelíes y francesas. Se diseñó para hacer un seguimiento de la condición de los bosques y plantas en tierra y para estudiar la calidad de los cuerpos de agua.
Construido por las Industrias Aeroespaciales de Israel, Venus (Monitoreo Vegetal y Ambiental en un Nuevo Micro Satelite, según sus siglas en inglés) es un proyecto del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Espacio de Israel en el marco de un programa conjunto entre la Agencia Espacial Israelí (ISA) y el Centro Nacional francés de Estudios Espaciales (CNES).
Este satélite estará centrado en el seguimiento de los efectos del cambio climático, a través del análisis y de la comparación de imágenes tomadas en un mismo lugar, lo que servirá para evaluar el estado del suelo, entender el desarrollo de la vegetación y detectar la propagación de eventuales enfermedades o la contaminación de un campo, precisó la ESA en un comunicado.
El satélite, con un peso de 265 kilos y una extensión de 4,4 metros, tiene una cámara especial (superespectral) que es capaz de ver detalles, algunos de ellos incluso invisible a simple vista. Se fotografiarán grandes extensiones de tierra, cada una con una superficie de 700 kilómetros cuadrados, con el fin de suministrar a los científicos docenas de imágenes cada día.
El satélite, con un peso de 265 kilos y una extensión de 4,4 metros, tiene una cámara especial (superespectral) que es capaz de ver detalles, algunos de ellos incluso invisible a simple vista. Se fotografiarán grandes extensiones de tierra, cada una con una superficie de 700 kilómetros cuadrados, con el fin de suministrar a los científicos docenas de imágenes cada día.
El satélite, con un peso de 265 kilos y una extensión de 4,4 metros, tiene una cámara especial (superespectral) que es capaz de ver detalles, algunos de ellos incluso invisible a simple vista. Se fotografiarán grandes extensiones de tierra, cada una con una superficie de 700 kilómetros cuadrados, con el fin de suministrar a los científicos docenas de imágenes cada día.Cien