¿Podemos volver a vivir desconectados?
Cada vez son más los gadgets y dispositivos que cumplen nuevas funciones y crean necesidades que antes no existían. La influencia de la tecnología en nuestras actividades diarias
La dependencia digital es un tema real. Los dispositivos cambian la forma en la que las personas interactúan y evalúan todo lo que los rodea. ¿Es lo mismo estudiar de un libro de textos que de una enciclopedia virtual? Cada generación probablemente tenga una respuesta distinta.
En un artículo publicado por la empresa Coursesmart (gran fabricante y proveedor de ebooks), se entrevistó a 500 estudiantes universitarios con respecto a la importancia de sus elementos de estudio de cara al desarrollo de sus carreras. el 27% contestó que su herramienta más importante es la laptop, mientras sólo el 10% puso a los libros en el primer lugar de sus prioridades.
Pero esto no es todo: el 73% de los consultados aseguró que le resultaría totalmente imposible estudiar sin algún tipo de "ayuda" de herramientas digitales. Además, el 43% de los estudiantes que reprobaron alguna materia consideraron que les hubiera sido más fácil aprobar si la misma hubiese contado con material virtual de lectura.
Pegados al Smartphone
El mismo tipo de relación de dependencia se da a través de la gran capacidad y variedad de apps que proliferan día a día en el mundo de los smartphones. El sitio hackernoon aunó estudios de 2017 de varios gigantes de la industria de las estadísticas como Nielsen, MediaKit, SmartInsight y ComScore para ver cuánto tiempo pasan las personas en su celular en 2017.
El tiempo varía de acuerdo a cada empresa consultora, pero el promedio de un estadounidense adulto es de entre 2hs y media y 4 horas y media en el celular, ya sea navegando en Internet o utilizando distintas apps de mensajería.
Pero lo más llamativo es el gran aumento del tiempo en los últimos años: en 2013 casi ninguna persona pasaba más de una hora mirando la pantalla de su smart.
Confort sobre ruedas
El rubro de los automóviles es también otro de los mercados donde el confort y el acostumbramiento a nuevas y asombrosas comodidades avanza a ritmos vertiginosos, haciendo que los autos de lujo del pasado hoy sean comparables con antiguos e incómodos carruajes.
Para la primera camada de millennials, hoy treintañeros, sólo hace falta pensar un poco en cómo era un viaje largo (supongamos en verano) durante su infancia: ventanas bajas para que entre el aire, la música a través de cd -o incluso cassette- saltando por cada bache. El airbag, el aire acondicionado e incluso la dirección hidráulica eran todavía cosa del futuro para la mayoría.
Hoy un niño o adolescente viajando con sus padres no podría concebir no pasar música a través de bluetooth, ni jamás tendría que vivir el vergonzoso momento de frenar en una esquina y bajar el vidrio para preguntar cómo llegar a algún lugar, en vez de simplemente mirar en alguna aplicación de mapas o GPS incorporado