Cefaleas: la mitad de los argentinos las sufre
Un estudio detectó que el 55% las padece al menos una vez al mes. Alertan por el alto nivel de automedicación.
El dolor de cabeza es uno de los trastornos más frecuentes del sistema nervioso, según la Organización Mundial de la Salud, que estima una prevalencia mundial en adultos de aproximadamente 50% -que sufrió al menos un episodio en el último año-. Además, existen más de 300 tipos de dolores de cabeza. Una encuesta realizada en conjunto por Fleni y la Universidad Abierta Interamericana sobre 1.200 casos analizó las cefaleas en la población de la Ciudad y el Gran Buenos Aires y concluyó que el 46,8% de los encuestados dijo haber sufrido dolores de cabeza en el último mes. El grupo de edad con mayor prevalencia fue el de adultos de 30 a 39 años, con un 55 por ciento de respuestas afirmativas.
“Las cefaleas son las enfermedades más frecuentes del mundo”, afirma la doctora María de Lourdes Figuerola, jefa de la División Neurología del Hospital de Clínicas. Aún así, muchas personas eligen automedicarse y demoran en consultar a un especialista.
De hecho, en la encuesta de Fleni, del total de los consultados, el 22,9% indicó que tuvo cefaleas que le impidieron el desarrollo de su vida cotidiana, como asistir al trabajo, estudio o realizar tareas en el hogar. Dentro de ese segmento, el 70,6% afirmó que ese episodio le afectó su rutina diaria entre 4 y 6 días en el último mes. A su vez, el 45% de quienes dijeron haber sufrido cefaleas incapacitantes respondió que no consulta a ningún médico en esas situaciones.
“El dolor de cabeza debe ser motivo de consulta cuando empieza a dificultar lo que tenías planeado hacer. Aunque no sea frecuente, si es intenso, dura tres días o provoca vómitos, hay que consultar. Por otro lado, si es un dolor no incapacitante, pero que se sostiene en el tiempo, por ejemplo, por dos semanas, también”, explica a Clarín la doctora María Teresa Goicochea, médica neuróloga del Centro Integral del Dolor de Fleni. Otra pautas a tener en cuenta para recurrir a un médico es, por ejemplo, si ya tiene un diagnóstico y la medicación no está dando resultado. También, si los dolores de cabeza son recurrentes, tomando como parámetro más de uno por semana; o si nota un cambio en las características del dolor.
Sin embargo, es frecuente que antes de pensar en una consulta, las personas opten por tomar una medicación por su cuenta. “Las cefaleas son la primera causa de automedicación. Una parte es entendible porque la consulta puede demorar, hasta conseguir el turno. Pero esa conducta no se debe mantener en forma sostenida. También está muy incorporado que el dolor de cabeza es normal”, advierte la especialista de Fleni. Muchas personas pierden calidad de vida por no tratar una dolencia que tiene tratamiento y puede mejorar. "Se estima que la migraña afecta al 15% de la población mundial, pero menos de la mitad de los que la sufren consultan al médico”, añade Goicochea.
“Está mal automedicarse porque puede pasar que pierdas la chance de descartar una causa secundaria. Y en las cefaleas primarias (sin causa estructural) la automedicación lleva a un mal manejo del tratamiento y a un efecto rebote. Capaz eligen medicamentos que no son los ideales y se terminan perjudicando a largo plazo”, afirma Guido Dorman, médico del equipo de neurología del Hospital Ramos Mejía.
“Las cefaleas primarias se pueden agravar por el uso de analgésicos”, advierte Goicochea. Por eso, es importante hacer un uso adecuado de esos medicamentos, aunque sean de venta libre.
“Los medicamentos de venta libre están orientados a dolores de cabeza agudos transitorios, no relacionados con enfermedades de base. Están indicados para dolores de cabeza que son esporádicos, de leves a moderados, no un dolor intenso, punzante”, explica Jimena Worcel, directora médica de la Cámara Argentina de Medicamentos de Venta Libre. El uso recomendado de estos medicamentos es ocasional para el tratamiento sintomatológico. “Si bien tienen amplio margen terapéutico, ningún medicamento de venta libre recomienda su uso en forma crónica y permanente. Eso sería lo que denominamos un mal uso”, añade Worcel.
“Cuando hay un diagnóstico, hay que tratar de controlar los síntomas, no esperar a ver si pasa. Pero, al mismo tiempo, hay que saber qué tomar”, agrega Goicochea. De hecho, existen tratamientos preventivos, que sirven para evitar los episodios.