La temida altura de Quito: ¿será para tanto?

La Selección juega esta noche con Ecuador. Cómo afecta la altura al cuerpo humano y cuánto puede incidir en el desempeño.

Cuando el relator de LT10, Guillermo Schmidt, intentó subir una escalera en Quito a poco de la transmisión del partido, sintió los efectos de la altura. "Les aseguro que me faltó el aire", afirmó desde la capital ecuatoriana.

 

Por suerte, Guillermo Schmidt no forma parte del equipo que Sampaoli tiene en mente para enfrentar esta noche esta final. Pero... ¿es realmente para tanto?, ¿la altura juega un papel fundamental en el rendimiento físico?.

La capital ecuatoriana se encuentra a 2850 metros sobre el nivel del mar y los primeros síntomas que sienten en el cuerpo se dan a los 1500.

Los especialistas coinciden que a esta altura se pueden experimentar  mareos, dolor de cabeza, una fatiga mayor de la normal. Además, falta de apetito, vómitos y principio de deshidratación.

Cuando el cuerpo alcanza una altura superior  a los 2.100 metros sobre el nivel de mar, la saturación de la oxihemoglobina (oxígeno en sangre) comienza a disminuir drásticamente. Sin embargo, el cuerpo humano posee adaptaciones a corto y largo plazo que le permiten compensar, en forma parcial, la falta de oxígeno. Los atletas utilizan estas adaptaciones para mejorar su rendimiento.

El efecto en los deportistas

Entre otras cosas, los deportistas deben tener una dieta rica en hidratos de carbono, mantenerse siempre hidratados y dosificar el esfuerzo, lo que resulta difícil en un partido de fútbol.

Estando a más de 2500 metros de altura, como es el caso de la ciudad de Quito, comienza el trastorno conocido como "mal de altura" o "mal de montaña", y según publican las revistas de ciencia y medicina son pocos los que no sufren las consecuencias.

 "Se nececita una semana de adaptación por cada mil metros de ascenso o, de lo contrario, ir, jugar y volverse para que los efectos aparezcan recién sobre el final del partido", explica Néstor Lentini, exdirector médico del Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (CENARD).

 Lentini, explica que "muchos dicen que allí la pelota es más liviana pero no es así. Pesa lo mismo que en cualquier lado sólo que al haber menos resistencia del viento, toma mucha más velocidad que lo normal, a lo que hay que sumarle la pérdida de la dirección que el jugador le quiere dar".

En la altura el cerebro demora más en dar los avisos por eso los médicos tienen una frase que repiten como un mantra a quienes tienen que que viajar, o como en el caso de la Selección, enfrentarse en un partido de fútbol: “beber antes de tener sed, comer antes de tener hambre, abrigarse antes de tener frío y descansar antes del agotamiento”.