Una obra de melómanos y fracasos

La obra “Vai tomar no cu” de Enrique Gabenara dirigida por Ignacio Amione llegará a la sala Maggi el próximo viernes 20 a las 21. La historia se ambienta en los 70 y trae la desdicha de cuatro ladrones fracasados que reflejan una burla existencialista.

El próximo viernes 20 de octubre a partir de las 21 se presentará “Vai tomar no cu”, de Enrique Gabenara, en la sala Maggi del Foro Cultural UNL, 9 de julio 2150. La obra es dirigida por Ignacio Amione y producida por el grupo Esse Est Percipi y cuenta la historia de cuatro amigos melómanos en los años setenta devenidos en ladrones fracasan en su intento de robar un banco. Las entradas costarán $100 generales y $80 con descuento para estudiantes y jubilados.

La obra cuenta con dramaturgia de Enrique Gabenara y tiene las interpretaciones de Juan Manuel Raimondi, Gustavo Di Pinto, Flavio Esteban y Almendra Andenmatten. En tanto que el diseño de vestuario es de Ramiro Sorrequieta, el diseño de iluminación de Ignacio Amione, el diseño escenográfico de Rodrigo Frias y el diseño gráfico de Mumo Oviedo. La dirección general y puesta en escena es de Ignacio Amione y la producción de Esse Est Percipi.

Sonoros fracasos

“Vai tomar no cu” es principalmente una comedia que se rie del fracaso y de la muerte. Dos miedos constitutivos del ser humano por excelencia. Aborda un texto con humor que no es humor general sino el que sale de la singularidad de los gestos de cada actor, de su propia y única manera de sufrir, de moverse y de su manejo del tiempo.

Cuatro amigos melómanos en los años setenta devenidos en ladrones fracasan en su intento de robar un banco. En tono de comedia se muestra cómo siempre se puede estar peor en claves de una burla existencialista con música vinílica.

Argumento no convencional

Escrita por Enrique Gabernara, esta obra fue seleccionada para formar parte de la Edición Dramaturgos del Litoral de la editorial Argentores. El grupo Esse Est Percipi funciona como cooperativa de trabajo teatral desde mayo de 1995 y desarrolló una intensa actividad teatral en la ciudad de Rosario al centrar sus investigaciones en los ámbitos del entrenamiento actoral, el espacio y el tiempo como pilares de la creación de sentido y la búsqueda de nuevos lenguajes escénicos.

 “La música no es un clima sino un actor invisible que va tomando protagonismo con el paso del tiempo”, explica su director a la vez que explica que durante la obra se reproducen en un aparato Wincofón temas de fines de los 70 y principios de los 80 que aportan una marca de temporalidad y recursos narrativos a las escenas.

La obra logró seducir por su poética próxima a lo cotidiano, y se distancia con los textos teatrales orientados a lo literario. Esta comedia tiene la particularidad de poseer muchos conflictos y puntos de inflexión inesperados, cualidad que aporta dinamismo y logra sorprender al espectador al mantener la curva de expectación de principio a fin.