Desde enero de este año, cada 30 de noviembre se conmemora el Día Nacional del Mate, recordando el nacimiento de Andrés Guacarí y Artigas, excomandante general de la provincia de Misiones (1816-1818) quien fomentó la producción y distribución de la yerba mate. Era conocido como Andresito, de familia guaraní, fue el único gobernador de origen indígena en la historia argentina.

Historia.

En Argentina se toma en promedio unos cien litros de mate al año, y ya había sido declarado en 2013 "infusión nacional" por el Congreso Nacional.

Como bebida, está intrínsecamente relacionada a la historia popular. El mate fue partícipe de las grandes gestas emancipadoras que se sucedieron en el siglo XIX y ha acompañado a los ejércitos patriotas como una herramienta muy importante durante las guerras.

Utilizado ampliamente por los soldados, su consumo servía para mantener el organismo saludable y alta la moral y en ocasiones dada la dificultad para conseguir alimentos, servía como ingesta para fortalecer el funcionamiento del organismo.

Los aborígenes guaraníes utilizaban las hojas de la planta de yerba mate como bebida, ya que eran objeto de culto y ritual. Incluso era moneda de cambio en sus trueques con otros pueblos prehispánicos como los incas y los charrúas.

Para el guaraní, el árbol de la yerba era el árbol por excelencia, un regalo de los dioses. Tomar la savia de sus hojas era para ellos beber la selva misma.

Los conquistadores aprendieron de los guaraníes el uso y las virtudes de la yerba mate, e hicieron que su consumo se difundiera en forma extraordinaria al punto de organizarse un intenso tráfico desde su zona de origen a todo el Virreinato del Río de la Plata.

Más tarde los religiosos jesuitas introdujeron el cultivo en las reducciones distribuidas en el norte de la Argentina, y Sur de Paraguay y Sudoeste brasileño. 

Los guaraníes lo disfrutaban en rondas alrededor de un "fuego sagrado" y fue este mismo legado que llegó a nuestros días convirtiendo a la ronda de mate en un rito social significativo.

Tomar mate es un gesto de amistad, de cordialidad y un sinónimo de encuentro.