Cuando envejecemos, además de empezar a notar mayor cansancio y dolores, también es normal que aumentemos algunos kilos, por lo que no es de sorprender llegar a la jubilación con algo de panza.

El problema, dicen, se debe a la falta de actividad física, que va disminuyendo con el correr de los años, lo que produce que nuestro metabolismo se vuelva más lento y, por ende, engordemos.

A qué se debe esto

Mientras nos vamos haciendo viejos, nuestro metabolismo se ralentiza por una cuestión de supervivencia. Las células queman los alimentos más lentamente y tienden a aferrarse a la grasa, preparadas para tener una reserva de la que echar mano si hace falta.

De todas formas, además de esto, existen otras razones por las que aumentamos de peso a una edad avanzada. Según el servicio de salud público británico, el NHS, las principales razones que se esconden en la pérdida de peso que no tienen que ver con nuestro metabolismo.

Entre esas razones están algunos medicamentos, como los esteroides, los antipsicóticos y la insulina, entre otros. Si vemos que nos afectan, no hay que dudar y consultar a un médico de inmediato.

La falta de sueño es otro factor que nos hace ganar peso. A medida que envejecemos tendemos a dormir menos así que las probabilidades de engordar incrementan, advierten desde el servicio sanitario británico.

En tanto, el estrés también produce que engordemos. Y no es nada raro tenerlo, ya que con el avance de los años, las responsabilidades suelen ir en aumento. Además de intentar eliminar lo que te estresa, prepará aperitivos saludables e intenta hacer algo de ejercicio.