Lula da Silva, ni preso ni prófugo
El ex presidente brasileño no se entregó en el plazo impuesto por la Justicia, que no obstante no lo considera prófugo.
Brasil, y todo Latinoamérica, siguen en vivo por la situación de Luis Inacio Lula da Silva. Agotado hace ya varias horas el plazo que había dado el juez Sergio Moro para que se entregara por su propia voluntad para cumplir su condena por corrupción, el expresidente sigue en la sede del Sindicato de Metalúrgicos en São Bernardo do Campo, rodeado de una multitud de simpatizantes.
Las versiones más firmes indican que sus voceros negocian cómo y cuándo se concretaría la eventual detención del máximo líder del Partido de los Trabajadores (PT), favorito para las elecciones de octubre pese a la pena de 12 años y un mes de prisión que pesa sobre él.
Ni detenido ni prófugo
La Policía Federal, por su parte, acaba de informar que hoy no se ejecutará la orden de prisión del expresidente Lula, pero aclaró que las negociaciones continúan para llegar a un entendimiento sobre cuándo y cómo se realizará la detención; la idea es que la medida ocurra de manera tranquila, para no generar riesgos ni al exmandatario ni a sus simpatizantes.
Lula da Silva saluda a sus simpatizantes, que le hacen guardia. Foto: AP.
En similar sentido, voceros del juez Moro aclararon que el ex mandatario no es considerado un prófugo de la justicia, pese a no haberse entregado dentro del plazo fijado, porque las autoridades saben donde está y no han intentado arrestarlo.
"Lula no incumplió una orden judicial. Le fue dada la oportunidad para que se presente ante la justicia sin necesidad de que tenga que intervenir la policía. Pero todo el mundo sabe donde está, no está escondido ni prófugo", dijo una asesora del magistrado. "Solo puede ser considerado con pedido de búsqueda o prófugo si la policía lo busca y no consigue localizarlo", añadió.