Encontraron a 33 chihuahuas encerrados en un auto
Los animales estuvieron encerrados en el vehículo durante días. En anterior dueño de los caninos enfrenta un juicio por crueldad animal
Cuando el jefe de control de animales recibió la llamada, no se la creía. "Lo que estás diciendo no tiene sentido", respondió Jack Breckenridge.
Lo que le habían dicho, según el hombre, es que 33 chihuahuas maltratados habían sido liberados de un vehículo donde, aparentemente, habían estado viviendo durante días. El auto, modelo Ford Expedition, estaba estacionado afuera de un edificio de apartamentos en el condado de Montgomery (Maryland).
Tras esto, el otoño pasado, se dio inicio a una larga investigación y ahora, el dueño anterior de los perros se enfrenta a un juicio por 33 cargos de crueldad animal.
"Ninguna persona con sentido común podría pensar que esto estaba bien", remarcó Breckenridge.
Los 33 perros fueron capturados por la policía. Uno tuvo que ser sacrificado a pesar de permanecer ocho horas en un centro de atención médica de emergencias después de su rescate. Una necropsia del cachorro de cuatro meses mostró que su estómago estaba lleno de arroz crudo, material vegetal y papel de aluminio, algo que evidencia "un comportamiento de alimentación consistente con un animal que está ingiriendo cualquier cosa que pueda encontrar", según una declaración jurada de Breckenridge en el Tribunal del Distrito del Condado, en Montgomery.
Los otros 32 perros estaban en varios estados de salud, de acuerdo a los registros judiciales. Ocho parecían estar muriendo de hambre y diez estaban desnutridos. Otros estaban deshidratados o tenían uñas demasiado grandes. Tres estaban embarazadas. Breckenridge dijo que los 32 fueron transferidos a un refugio fuera del estado para ser adoptados.
El dueño anterior de los perros, Javier Enrique Peralta, de 41 años y residente de Wheaton (Maryland), se defiende de las acusaciones de crueldad.
Dijo que los había criado en los últimos 10 años y pensó en regalar algunos, pero prefería tenerlos para él, su esposa y sus cinco hijos.
Relata que los animales fueron alimentados adecuadamente en una terraza acristalada y tenían un patio vallado. Se bañaban dos o tres veces por semana. "La casa nunca olió, y mis perros eran felices y libres", comentó.
Ese día de septiembre, cuando la policía encontró a sus perros, Peralta admitió que él acababa de ser expulsado de su hogar. Estaba trasladando a los perros a una nueva residencia y, según dijo, se había detenido en el apartamento de un amigo para cenar. "Decir crueldad, es un concepto que no es verdad", apostilló.
Peralta dijo que sus hijos se preocupan por los perros y le preguntan: "¿Los estamos devolviendo? ¿Están muertos?".
Una llamada a la policía alertó al condado que 20 perros estaban desatendidos en un vehículo rojo.
Los oficiales de policía y los servicios de animales intentaron inspeccionar su interior con linternas. La mayoría de los perros parecían entusiasmados por la llegada de los oficiales. Hubo "más perros de los que se podían contar", según rezan los registros policiales.
Peralta salió de un departamento y habló con los oficiales, tal y como expone la documentación. Mientras lo hacía, la oficial de servicios animales, Cara Thomas, notó que había un cachorro macho de costado en el asiento del acompañante. Le pidió a Peralta que abriera la puerta, y ella recogió al animalito.
Según la declaración jurada de arresto de Breckenridge, la lengua del perro, identificado más tarde como "Chihuahua 2" en el atestado policial, colgaba ligeramente de su boca. Los oficiales vieron a otro cachorro, designado como "Chihuahua 1", que apenas se movía del lado del conductor.