Hace 25 años una jugadora de tenis era apuñalada en pleno partido
Se trata de Mónica Seles, la joven tenista Yugoslava que fue atacada por un fanático de otra jugadora.
El 30 de abril de 1993, Mónica Seles se enfrentaba a la búlgara Magdalena Maleeva en la Citizen Cup de Hamburgo. Mientras descansaba, sentada en una silla al costado de la cancha sintió un fuerte dolor en la espalda. Se levantó, dio un par de pasos y cayó desplomada. Había sido apuñalada.
Seles tenía sólo 19 años. No sufrió heridas graves, pero su vida ya nunca volvió a ser igual. Era la joven prematura que empezaba a dominar en el circuito femenino y que estaba destinada a destronar a las grandes como Steffi Graf o Martina Navratilova. Sin embargo, la puñalada no sólo le dañó el omóplato, sino también su psiquis.
En un primer momento se pensó que el ataque había sido motivado por la política y la guerra civil que se vivía en Yugoslavia. Sin embargo, se trató de un ataque que tuvo que ver con un acto de fanatismo.
"No sabía lo que pasaba. De repente me costó respirar y sentí un dolor horrible en la espalda", contaría en 2009 Monica Seles en su autobiografía "From fear to victory".
Pero su atacante no tenía nada que ver con la guerra, más bien con el amor, aunque sería más apropiado hablar de obsesión, de su obsesión por Steffi Graf, cabeza de serie número 2 del torneo y de la WTA. La jugadora que en 1987 había puesto fin a la alternancia en el trono tenístico de Martina Navratilova y Chris Evertt y había permanecido en el número uno de la clasificación femenina durante 186 semanas.
La policía no tuvo que insistir demasiado para descubrir qué había motivado a Günter Parche a hundir un cuchillo en la espalda de la tenista serbia: quería que su adorada Steffi Graf recuperase el número uno del mundo.
Parche llevaba cuatro días rondando las instalaciones de la Citizen Cup. Tanto Monica como su familia declararon habérselo cruzado en más de una ocasión. En el momento de su detención llevaba encima 650 dólares, un pijama y un billete a Italia donde Seles tenía previsto jugar el torneo de Roma, la última parada antes de llegar a Roland Garros. Según el alemán no pretendía asesinarla, sólo dañarla lo suficiente como para impedir su presencia en un par de torneos.
Mientras la policía detenía a Parche, una ambulancia trasladaba a Seles hasta el Hospital Universitario Hamburg-Eppendorf, en compañía de su hermano Zoltan. Allí comprobaron que la herida no había dañado ni órganos ni tendones. Los médicos le dijeron que había tenido mucha suerte, un par de centímetros más y la médula espinal podría haberse visto afectada. Pero la parte del cuerpo más afectada por la puñalada de Parche no había sido ningún músculo de su espalda, había sido su mente.
Seles había sido apuñalada ante 6.000 personas y en el entorno más seguro que había conocido en toda su vida: una cancha de tenis.
Con 16 años y 6 meses, Seles se convirtió en la campeona más joven de Roland Garros ante Steffi Graf. Era el inicio de una carrera fulminante. Durante 1991 y 1992 dominó el circuito femenino, sólo Wimbledon se resistió. Desde enero de 1991 hasta febrero de 1993 llegó a 33 finales de los 34 torneos que jugó, unas cifras jamás vistas en la historia del tenis femenino.
La organización de la Citizen Cup en connivencia con la WTA y las jugadoras que quedaban en liza, Graf, Maleeva y Arancha Sánchez-Vicario, decidió que el torneo tenía que continuar. “Estaba consternada. El torneo seguía como si no hubiera ocurrido nada. Fue una lección dura sobre el negocio del tenis. En realidad, sólo se trata de dinero", confesó Seles. En la final Arantxa se impuso a Graf, que perdía la Citizcen Cup después de seis años imbatida.
No sería la única decepción que sufriría. Apenas una semana después del ataque, diecisiete de las veinticinco mejores tenistas de la WTA se reunieron en Roma y decidieron que no se congelaría la posición del ranking de Seles. Todas votaron a favor, excepto la argentina Gabriela Sabatini. "Fue la única jugadora que me apoyó después del ataque, por eso le tengo mucho respeto y la aprecio. Ella pensó como persona, no en el ranking, no pensó en los sponsors ni en el negocio. Ella es una persona diferente al resto de las jugadoras que estaban en el tour", escribió Seles en su autobiografía.