Detectan emisiones químicas prohibidas que dañan la capa de ozono
La presencia de estas sustancias en la atmósfera se han reducido de forma constante hasta 2012, cuando los científicos han observado una ralentización en la disminución de estos gases.
Los científicos tardaron décadas en descubrir que los clorofluorocarbonos (CFC-11) estaban creando un enorme agujero en la capa de ozono y fueron prohibidos. Ahora, un nuevo aumento en los niveles de estas sustancias químicas hace pensar que alguien está haciendo trampa.
Estas sustancias químicas son combinaciones de flúor, carbono y cloro que se usaban de refrigeración en frigoríficos viejos, aerosoles y solventes.
Las moléculas CFC-11 son suficientemente robustas como para alcanzar intactas la parte superior de la atmósfera. Una vez allí, la poderosa luz ultravioleta del sol las destruye, liberando el cloro y provocando que el ozono se deshaga.
El problema es que el ozono filtra los rayos solares más dañinos. Si la liberación de CFC-11 no se hubiera controlado, la cantidad de radiación ultravioleta que alcanza la superficie de la Tierra podría haber aumentado hasta en un 100%, lo que habría causado quemaduras de sol extremas y cáncer de piel.