“Es tan maravilloso lo que hace mi nieto que me ha hecho correr muchas lágrimas”. Quien nos habla desde San Juan, sin poder disimular su orgullo, es Ramona, la abuela de Nicanor Quinteros. 

“¡Se armó una escuelita!”, dice, en diálogo con Fabián al mediodía. Todo comenzó hace cuatro años, cuando Nicanor sólo tenía ocho años de edad y dos alumnos. Hoy, tiene 12 años y debió dividir la actividad escolar en tres turnos, porque les da clases a 34 chicos de 4 a 14 años, en el patio de su casa –que es la de Ramona-. 

“Contarlo es una cosa y vivirlo es otra. Ha sacado varios chicos adelante”, cuenta la mujer, y agrega que su nieto siempre manifestó la vocación de profesor de Matemáticas. 

“Su sueño es poner una copa de leche con los amigos”, agrega Ramona, nuevamente emocionada. Y ella es quien lo ayuda con ese sueño: la mayoría de los días, los “estudiantes” meriendan allí. 

El establecimiento es una habitación de caña, techo de nylon y cortinas que separan las aulas. En realidad, es una estructura que habían improvisado sus tíos para guardar sus motos y bicicletas. Hoy, se llama “Patria Unida” y funciona como escuela. 

Nicanor es estricto: toma prueba varias veces al mes y da muchos ejercicios de Matemáticas. Él es director, maestro y quien lava los guardapolvos de sus estudiantes. 

Cuando es el día de la madre, les hace hacer a los chicos algún presente. Cuando hay elecciones, les enseña a votar. Y con seguridad, todos los días aprenden que con voluntad y esfuerzo se puede, a cualquier edad y cualesquiera sean las condiciones. 

Escuchá la nota completa con Ramona: 
 

Audio: Ramona, abuela de Nicanor Quinteros