Vaporizadores: una opción para tratar la adicción al cigarrillo
Está demostrado que el vaporizador es 95% menos dañino para la salud comparado con el cigarrillo o tabaco de combustión, por lo que podría decirse que disminuye significativamente el riesgo para la salud.
Hay muchas recomendaciones (y tratamiento) para las personas que quieren dejar de fumar. Entre ellas la que se destaca en los últimos tiempos son los vaporizadores, que son una buena alternativa para tratar la adicción, al igual que los parches y los chicles de nicotina.
Según han demostrado estudios científicos, los vaporizadores incrementan la probabilidad de abandonar el hábito del cigarrillo en 6 a 7 veces.
Los vaporizadores modernos, brindan la opción a las personas de escoger la dosis de nicotina a consumir, lo cual les permite ir disminuyendo poco a poco su consumo hasta dejar de fumar en tiempo estimado de 1 año.
Según un estudio realizado por el órgano ejecutivo del Departamento de Salud del Reino Unido, se demostró que el vaporizador es 95% menos dañino para la salud comparado con el cigarrillo o tabaco de combustión, por lo que podría decirse que disminuye significativamente el riesgo para la salud.
Sobre la reducción del daño
Los vaporizadores como herramienta de reducción del daño del tabaco combustible, busca que los fumadores adultos que pretenden dejar el consumo de cigarrillo tradicional, cambien a fuentes alternativas de obtención de nicotina con menores riesgos para la salud.
Recientemente ha surgido toda una nueva generación de productos alternativos, incluyendo los productos con base en vapor (vaporizadores) que no contienen tabaco, y los Productos de Tabaco Calentado (THP) que calientan el tabaco en vez de quemarlo.
A pesar de que estos productos no han estado en el mercado el tiempo suficiente para generar datos epidemiológicos, los cuales evalúan los impactos sobre la salud luego de décadas de uso, la evidencia disponible a la fecha indica que es altamente probable que los riesgos sean muy inferiores a los del fumado continuo de cigarrillos.
Una revisión de la evidencia científica, llevada a cabo por el Public Health England, órgano ejecutivo del Departamento de Salud del Reino Unido, concluyó que “expertos actualmente estiman que el uso de cigarrillos electrónicos es cerca de 95% más seguro que el fumado tradicional”.
Un camino para la salud pública
Actualmente un creciente número de organismos en la comunidad científica y de salud pública están defendiendo este enfoque como el camino a seguir para ayudar al billón de personas en todo el mundo que siguen fumando a pesar de conocer los riesgos para la salud.
La Organización Mundial de la Salud ha declarado que, “si la gran mayoría de los fumadores de tabaco que no pueden o no desean dejar de fumar pudieran cambiarse sin demora al uso de una fuente alternativa de nicotina con menores riesgos para la salud y eventualmente dejar de usarlo, ello representaría un logro significativo para la salud pública moderna”.
Un informe del Royal College of Physicians del Reino Unido señala que “como la mayoría del daño causado por el fumado no se deriva de la nicotina sino de otros componentes del humo del tabaco; la salud y la expectativa de vida de los fumadores de hoy en día podría mejorar radicalmente al estimular a tantas personas como sea posible para cambiarse a una fuente de nicotina libre de humo”.
Sobre los productos y sus posibles riesgos
Los científicos están totalmente de acuerdo en que los agentes tóxicos encontrados en el humo de los cigarrillos son la principal causa de las enfermedades relacionadas con el fumado – no la nicotina propiamente dicha. Los productos que no implican combustión son propensos a emitir niveles muy inferiores y pocos agentes tóxicos en comparación con los cigarrillos convencionales, y tienen el potencial de ser significativamente menos dañinos para la salud.
La evidencia científica dice que el consumo de vapor puede ser mucho menos riesgoso que el fumar
Durante los últimos años ha habido un número creciente de estudios independientes -entre los cuales se cuentan el Informe del Royal College of Physicians (“Nicotina sin humo: reducción del daño del tabaco”), el informe de la Agencia Gubernamental de Salud Pública del Reino Unido (“Cigarrillos electrónicos: actualización de la evidencia”) y el Instituto de Investigación del Cáncer del Reino Unido (“10 preguntas comunes sobre los cigarrillos electrónicos y sus respuestas”), entre otros- que están ayudando a aumentar la comprensión sobre los riesgos relativos de los productos de tabaco y de nicotina. A la vez que reconocen que las investigaciones adicionales y un monitoreo continuo del uso por parte del consumidor son necesarios para determinar los riesgos a largo plazo.
- Sobre la reducción del riesgo: “Los expertos actualmente estiman que el uso de cigarrillos electrónicos se es cerca de 95% más seguro que el fumado tradicional.” Esta fue la conclusión a la que llegó en el 2015, el Public Health of England (órgano ejecutivo del Departamento de Salud del Reino Unido) tras una revisión de literatura nacional e internacional, así como de datos de encuestas nacionales.
- Sobre la nicotina: “La nicotina no es cancerígena; no existe evidencia de que el uso sostenido de la nicotina por parte del ser humano pueda por sí sola aumentar el riesgo de cáncer.” Esto de acuerdo con un informe del 2016 del Royal College of Physicians del Reino Unido. El documento afirma que la mayor parte del daño causado por el fumado se debe no a la nicotina sino a otros componentes del humo del tabaco. Detalla que la salud y la expectativa de vida de los fumadores de hoy podría mejorar radicalmente si se cambia a una fuente de nicotina libre de humo.
- Sobre el vapor de segunda mano: “No existe evidencia de que el vapor de segunda mano proveniente del cigarrillo electrónico sea peligroso para otras personas.”
El Cancer Research Institute del Reino Unido ha dicho que, con base en la evidencia disponible actualmente, no considera que exista justificación para prohibir el uso de los cigarrillos electrónicos en espacios cerrados. No hay evidencia de que haya potencial daño causado a personas cercanas a través del vapor o de que se pueda re normalizar el fumado de tabaco