Así disfruta Del Potro su estadía en Estados Unidos

Doce de los mejores amigos del argentino lo acompañan en Nueva York, donde el tandilense busca alzarse con el trofeo que conquistó en 2009, tras vencer en la final al suizo Roger Federer.

 Juan Martín del Potro es argentino pero en el Abierto de Estados Unidos juega en casa. Doce de sus mejores amigos lo acompañan en Nueva York y, a puro cántico, han hecho que hasta los estadounidenses se sientan extranjeros. Que todos alienten al albiceleste. Son tan protagonistas como él. Son los pilares de la Torre.

"Los chicos de Tandil hacen que cualquiera jugando contra Del Potro se sienta visitante en el Arthur Ashe Stadium", publicó el The Washington Post tras la victoria del argentino ante el local John Isner en cuartos de final.

Y es así porque doce de sus amigos de la infancia se han trasladado con él al último Grand Slam de la temporada y, desde el principio, han transformado los partidos de tenis en encuentros de fútbol, con canciones y gritos de ánimo hacia su "hermano" de toda la vida.

"Deeeeeelpo, Deeeeelpo, Deeeeelpo" se escucha entre punto y punto.

"Soy, argentino, es un sentimiento, no puedo parar. Oeoeoe, cada día te quiero más", entonan cada dos juegos, con camisetas icónicas que ha utilizado su compatriota en otros torneos.

"Pegue, pegue, pegue Delpo pegue", gritan cada vez que el argentino mete sus potentes martillazos.

"Sí, no tienen nada mejor que hacer. Solo practican las canciones. Con tal de no laburar (trabajar), mirá lo que hacen para estar acá", respondió él entre risas a la televisión tras unos de sus partidos, aún sobre la pista.



De la infancia

Del Potro tiene 29 años pero están unidos desde los cinco, cuando se conocieron en el colegio San José de Tandil. Solo uno de ellos es de Azul, una ciudad a unos 100 km de donde es la Torre.

Y aunque esta es la primera vez que se juntan todos en un mismo torneo, por separado es habitual que acompañen al jugador a algunos de sus campeonatos. Pero esta era una ocasión especial. En el "torneo favorito" del albiceleste, donde se coronó en 2009 con su primer y único título de Grand Slam hasta la fecha, todos quisieron estar junto a él.

Por eso, comenzaron a organizar el viaje casi desde el principio de año, sin saber ni siquiera si su compatriota lo acabaría jugando.

Así terminaron viajando todos juntos y no se han perdido ninguno de los partidos de su amigo. Cuando éstos acaban, regresan a Brooklyn, donde están alojados, o pasean por Nueva York para descubrir la ciudad.

"No voy a estar con ellos porque es peligroso para mí", dijo entre risas tras ganar a Isner. "Me voy a mantener en el hotel, prefiero que ellos hagan sus paseos, ya tendremos la oportunidad de estar juntos", señaló.


   

...hasta el final  

Precisamente esa noche, en la que el español Rafael Nadal tiraba de épica para ganar al austriaco Dominic Thiem en casi cinco horas y cinco sets para avanzar hasta semifinales, Del Potro salió a cenar con sus amigos al restaurante Tonys di Napoli de Manhattan... por primera vez en casi dos semanas.

"Están haciendo este torneo muy especial para mí. Pero sobre todo es especial para ellos, que es la primera vez que tienen la oportunidad de vivir lo que vivo yo, de cómo son estos torneos y de cómo me trata la gente acá y que es difícil de explicar", señaló en conferencia de prensa tras su victoria ante Isner.

Ni siquiera el calor extremo que asola la Gran Manzana desde hace semanas ha podido silenciarlos.

"Son condiciones difíciles para los jugadores, para los fanáticos y para mis amigos que beben cervezas. Pero ellos tienen condiciones peligrosas. Se divierten, creo que son respetuosos viendo este evento y crean un ambiente divertido para los otros aficionados", asegura el argentino.

Ahora, este viernes, el tandilense chocará con Nadal por volver a la final de su torneo fetiche. El español ya lo dejó afuera el año pasado en la misma instancia. Pero, entonces, no tenía a sus pilares a su lado.

"Se quedan hasta el final, si no no son más mis amigos", sentencia. Y él hará todo lo posible porque eso sea el domingo por la noche y puedan celebrarlo luego todos juntos en la ciudad que nunca duerme.