Los secretos que esconde el dolor de espalda
Hacer reposo no siempre es la mejor idea. Por qué es necesario derribar ese mito, según la ciencia.
El reposo en cama en caso de que exista dolor de espalda "no sólo es inútil, sino que es contraproducente", especialmente si dura más de 48 horas, aseguran los científicos.
Si se sobrepasa el límite mencionado, la persona con la dolencia comenzará a perder tono muscular, lo que en la práctica prolonga la duración del dolor e incrementa el riesgo de que aumente en el futuro, sostiene el doctor Francisco M. Kovacs, director de la Red Española de Investigadores de las Dolencias de la Espalda (REIDE).
Kovacs detalló "tiene sentido interrumpir las actividades que desencadenen y aumenten la intensidad del dolor", pero "hay que seguir haciendo lo demás".
El hecho de aconsejar reposo absoluto en cama ha sido un tratamiento estándar para el dolor de espalda, pero constituye una creencia errónea en referencia a su prevención o abordaje. Por lo tanto, el director de REIDE hizo hincapié en la necesidad de derribar este mito y el que relaciona la actividad física con el dolor de espalda.
Cómo moverse
En cuanto a la actividad física, Kovacs explicó que está demostrado que el ejercicio regular "mejora y previene" el dolor de espalda.
Concretamente, si aparece, hace que su duración sea más corta. Lo hace mediante mecanismos específicos, como el desarrollo de la potencia y la coordinación, de la resistencia muscular y de la mejora del riego a la musculatura.
Es importante, no obstante, que se tengan en cuenta "las preferencias personales del que lo practica y que se sigan los consejos de los entrenadores para no desarrollar desequilibrios musculares". Desde REIDE buscan que se adquieran hábitos saludables desde la infancia, más fácilmente replicables en la adultez, para la consecución de una espalda sana a lo largo de la vida.
Un dolor que puede crecer con uno
El dolor de espalda es excepcional en los chicos por debajo de ocho años, además de infrecuente. Sin embargo, entre los 13 y los 15 años, el dolor de espalda ya se presenta en una frecuencia similar a la de los adultos. De hecho, el 51 por ciento de los varones y el 69 por ciento de las mujeres comprendidos en ese rango de edad ya han sufrido dolor de espalda.