Es muy bajo el uso de anticonceptivos de larga duración en adolescentes

Las jóvenes no eligen este tipo de métodos para cuidarse y los números preocupan a los especialistas.

A pesar de que su uso está especialmente recomendado en adolescentes y en mujeres jóvenes, los anticonceptivos reversibles de larga duración (LARCs, según sus siglas en inglés) se encuentran "subutilizados".

Esto es lo que advierte un reciente estudio norteamericano cuyas conclusiones acaba de publicar la prestigiosa revista Journal of the American Medical Association (JAMA), que halló que sólo el 14,3% de las adolescentes y mujeres jóvenes recurre a anticonceptivos de larga duración como el implante subdérmico o los DIU, siendo que éstos constituyen la herramienta de primera elección para la prevención de un embarazo no planificado.

Las estadísticas norteamericanas de uso de anticonceptivos reversibles de larga duración son similares a las locales, según comentó Marisa Labovsky, ginecóloga y presidente de la Sociedad Argentina de Ginecología Infanto Juvenil (SAGIJ).

"En la Argentina, es muy bajo el uso de LARCs en adolescentes y en mujeres jóvenes: no llega al 10%. En su lugar, es mucho más alto el porcentaje que recurre al preservativo y a las píldoras anticonceptivas, a pesar de que los LARCs presentan la ventaja de que su efectividad no depende de la paciente: una vez colocados, tienen un porcentaje de falla menor al 1%, lo que habla de métodos realmente muy efectivos", añadió.

A diferencia de las píldoras anticonceptivas, cuya efectividad en su uso habitual es sensiblemente menor a cuando son utilizadas en la forma recomendado (92% versus 99%), la efectividad de los LARCs es siempre mayor al 99%, ya que una vez colocados sus efectos en la prevención del embarazo se mantienen independientemente de su usuaria.

Un ejemplo es el implante subdérmico, una varilla del tamaño de un fósforo que el médico coloca bajo la piel del antebrazo en el consultorio, y que durante 3 años libera etonogestrel, una hormona que inhibe la ovulación y espesa el moco cervical, impidiendo la fecundación.

Labovsky destacó la seguridad de los LARCs disponibles en la Argentina ya que "no tienen estrógenos, que son los que tienen ciertas contraindicaciones (pues pueden causar trombosis)".

"Los LARCs como el implante subdérmico contienen progesterona [etonogestrel], por lo que pueden ser usados en distintas situaciones como el posparto inmediato, la lactancia, en mujeres hipertensas, en fumadoras, todas situaciones en las que está contraindicado el uso de anticonceptivos con estrógenos", añadió.

Según la especialista, la baja tasa de uso de los anticonceptivos reversibles de larga duración se explica en buena medida por los mitos que existen en torno a su utilización.

"Existe numerosos mitos, que son los que realmente se convierten en una barrera que impide su uso. No es cierto que no se pueden usar en adolescentes o en mujeres que no han tenido embarazos previos, como muchos creen, todo lo contrario: la Organización Mundial de la Salud (OMS) los recomienda como método de elección para adolescentes, porque son seguros y efectivos, y quienes más seguridad y efectividad necesitan son las jóvenes, para evitar el embarazo no planificado", dijo la experta.

Prevención del embarazo adolescente

Casi 3 de cada 4 embarazos adolescentes en América latina y el Caribe no son buscados, y cerca de la mitad terminan en abortos.3 Un elemento esencial en su prevención es el conocimiento, acceso y uso consistente y eficaz de anticoncepción.

Tal es así que si las adolescentes que necesitan métodos anticonceptivos los utilizaran, el número de embarazos adolescentes en América Latina bajaría de 3.6 millones al año a 2.4 millones al año.

Esa reducción del 43% de embarazos adolescentes a su vez redundaría en 400.000 menos partos no intencionales, 600.000 menos abortos de los cuales casi todos se realizan en forma insegura y 200.000 menos perdidas de embarazos no intencionales.

De los 27,5 millones de mujeres de entre 15 y 19 años que viven actualmente América latina y el Caribe, el 34% requiere métodos anticonceptivos porque son sexualmente activas o están casadas, pero no quieren ser madres en los próximos 2 años.

Sin embargo, de esos 9,4 millones de adolescentes, el 36% (unos 3,4 millones) no utiliza ningún método anticonceptivo o –en una proporción menor– emplea métodos anticonceptivos tradicionales, que son menos efectivos que los métodos modernos. Como muestran las citadas estadísticas, un incremento en el uso de anticonceptivos modernos prevendría embarazos no deseados, salvaría vidas y mejoraría la salud.

Otro dato preocupante es el número de embarazos no planificados que ocurren antes de que la mujer alcance la mayoría de edad.

En el cono sur, 1 de cada 5 nacimientos de madres adolescentes que ocurren cada año son de mujeres que ya han tenido uno o más hijos.

Un segundo embarazo y nacimiento a edades tempranas no sólo supone intervalos entre partos demasiado cortos y no recomendables, sino que también es una evidencia que señala las oportunidades perdidas de intervención exitosa durante la atención del primer embarazo así como del nacimiento y cuidado de los hijos de madres adolescentes.

En Argentina, en octubre del 2014, se incorporó el implante subdérmico dentro del marco del Programa Nacional de salud Sexual y Procreación Responsable, junto con otros métodos conceptivos como: preservativos, anticonceptivos orales e inyectables combinados y solo progesterona, dispositivos intrauterinos, anticonceptivos de emergencia.