Peña volvió al Congreso y evitó polemizar con la oposición

La bancada K lo esperó con carteles alusivos al presupuesto y le pidió rehacerlo.

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Evitó confrontar con la oposición, a diferencia de sus anteriores visitas. En especial con el bloque K: en el último informe, el miércoles 1 de agosto, había chicaneado al diputado Rodolfo Tailhade -"no se ponga nervioso"-, un rato después de que el juez Claudio Bonadio ordenara las primeras medidas en la causa de los cuadernos.

A tono con su nuevo y llamativo bajo perfil, Marcos Peña pasó este miércoles por Diputados, en el marco del informe mensual -el 114- que debe brindar sobre la gestión, sin polemizar con los bloques de la oposición, en medio del debate por el presupuesto del próximo año, los problemas del programa económico y tras el anuncio del nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.

Hacía poco más de un mes que el jefe de Gabinete había decidido correrse de los medios y los actos públicos, tras el fin de semana de principios de septiembre en el que Mauricio Macri ajustó el gabinete para resguardar la figura de Peña.

En ese contexto, el jefe de ministros volvió al Congreso. Su anterior visita al Senado había sido suspendida por la "reorganización" de la estructura de gobierno, como oficializó Federico Pinedo horas después de los anuncios de los primeros días de septiembre. Es el primer informe sin la presencia de Mario Quintana, renunciado un mes atrás. Y el debut de Andrés Ibarra, su reemplazo.

Peña centró su breve discurso inaugural en las áreas de Seguridad y Justicia y en la lucha contra el narcotráfico. Entró al recinto 7 minutos después de las 12, entre aplausos tibios de su bloque. No dijo ni una palabra sobre el programa económico -a diferencia de sus otras intervenciones del año-.

La bancada K, que lo esperó con carteles alusivos, le pidió a Peña rehacer el presupuesto. En muy duros términos.

Para Agustín Rossi, el habitual encargado de los discursos de cierre del bloque K, la decisión de Peña de evitar responder preguntas del bloque kirchnerista fue una decisión que "no fue improvisada". Usó buena parte de sus minutos para remarcar ese concepto, y dedicó el resto del monólogo a destrozar la política económica de la actual gestión.

Mientras hablaba, el jefe de ministros llamó a su secretaria Parlamentaria y en voz baja la instruyó a acercarse a Mario Negri, que cerraría la sesión minutos después, pasadas las 18.

Negri respondió por el funcionario: resaltó la cantidad de interrogantes que había respondido en estos años, lo comparó con Alberto Fernández y subrayó no haber retrucado a la catarata de críticas lanzadas desde la bancada K, que Peña, en su anterior versión de alto perfil, tal vez hubiera contestado.

"Usted quiere que desaparezcamos", repitió Rossi más de una vez. Curiosa interpretación del jefe del bloque del FPV: el Gobierno necesita justo lo contrario para aumentar las chances de reelección.

Por la mañana, el ministro Germán Garavano había dicho incluso que no era "bueno que se pida la detención de un ex presidente", en alusión a Cristina Kirchner, después de que el juez Julián Ercolini elevara a juicio oral la causa "Los Sauces".

Elisa Carrió, que pasó por el recinto menos de cinco minutos y se fue sin saludar a Peña, ya instruyó a sus colaboradores a preparar un eventual juicio político contra el ministro de Justicia. Uno de los tópicos que eligió el jefe de Gabinete en su discurso de este miércoles.