Los presidentes de River y Boca, Rodofo D'Onofrio y Daniel Angelici respectivamente, participarán este martes de una reunión en la sede de la Conmebol, en la ciudad paraguaya de Luque, con el presidente de esa entidad, Alejandro Domínguez. Allí, la dirigencia Millonaria presentará sus argumentos para que el partido se dispute y no se lo den por perdido.

Según dijeron a allegados a la dirigencia de River, en que "el artículo 18 -que aduce Boca- habla de agresiones dentro del estadio, y lo que pasó fue a 800 metros de la cancha, lugar a cargo de las fuerzas de seguridad".

El documento también sostiene que el ataque que causó "la lastimadura (en el ojo izquierdo) de Pablo Pérez es responsabilidad del operativo de seguridad".

Al respecto, adjunta el certificado firmado por los médicos de la Conmebol, Osvaldo Pangrazio y Francisco Mateu, en el que afirmaban que no habían constatado lesión ocular en el volante y capitán de Boca. 

Ambos profesionales -agrega la defensa de River- señalaron en su informe que los jugadores "estaban físicamente aptos y que el daño psicológico no se puede comprobar", aunque el certificado de revisión ocular de un especialista realizado en la clínica Otamendi comprobó la lesión y reseñó una disminución en capacidad visual del 60% en el ojo dañado de Pablo Pérez.

"En 2015, el partido (en La Bombonera) fue suspendido por el árbitro, máxima autoridad de un partido. Esta vez no fue así, ni tampoco lo suspendió la Conmebol, sino que hubo un acuerdo de postergación entre los clubes para pasarlo al domingo", agrega el texto.

"La Conmebol tenía intenciones de que el partido se jugara tanto el sábado como el domingo", destaca el documento riverplatense, que finalmente pide que el partido se juegue y que "se respete la condición de local de River, porque un cambio de escenario sería como darle la localía a Boca".