La historia del campeón de ciclismo que salvó a los judíos
El italiano Gino Bartali fue homenajeado esta semana en Santa Fe. Conocé quién fue el popular deportista que se convirtió en el mensajero de la resistencia.
Lo apodaban “il Ginettaccio”. Gino Bartali, nacido en Toscana (Italia), dejaba en alto la historia deportiva de su país como ciclista profesional a mediados del siglo XX, pero la increíble historia detrás del campeón asombró al mundo entero y lo convirtió en un héroe de la resistencia del régimen nazi.
Entre 1935 y 1954, Bartali consiguió 91 victorias como ciclista, ganó dos veces del Tour de Francia (en 1938 y 1948) y tres veces del Giro de Italia (en 1936, 1937 y 1947).
Sin embargo, con posterioridad a su muerte, se descubrió su participación durante la Segunda Guerra Mundial en una red que consiguió salvar a 800 judíos italianos de ser deportados a campos de concentración en Alemania.
Considerado por muchos el ciclista del régimen fascista, el corredor de Mussolini, Bartali aprovecho su fama para dedicar sus entrenamientos durante el conflicto bélico que asoló Europa para cruzar entre Florencia y Asís (cerca de 200 kilómetros) con documentos falsificados en el cuadro de su bicicleta. Documentos con los que cientos de judíos consiguieron encontrar refugio gracias a las redes cristianas organizadas en el país.
Bartali, católico devoto, siguió la máxima del “bien se hace, no se predica”, y jamás contó en vida estás acciones, siendo descubiertas después de su fallecimiento, cuando aún era tildado de “ciclista del régimen”.
No fue esta su única gran obra, suficiente ciertamente para ser reconocido. En 1948, reanudadas las competiciones deportivas tras el fin de la guerra, Italia se encontraba en el caos y al borde de la guerra civil tras el auge de los comunistas y el goteo continuo de asesinatos y atentados entre estos y los últimos vestigios del fascismo.
En este contexto, Bartali pierde 20 minutos con el líder en el Tour de Francia. Tras las etapas pirenaicas, “Il Ginettaccio”, que así era conocido, recibe una llamada del político democristiano Alcide De Gasperi. Éste le pide, ni más ni menos, que gane la Grande Boucle. Consideraba De Gasperi que una hazaña de tal magnitud uniría al país en la celebración dejando de lado los enfrentamientos.
Y así fue. Bartali reaccionó y consiguió imponerse a Louison Bobet, quien después ganaría el Tour tres veces. Como bien había previsto el democristiano, el triunfo ciclista, deporte pasional en Italia, unió al pueblo rebajando las tensiones.
Enterrado en el año 2000 como terciario carmelita, Bartali dejó un gran legado para la historia deportiva y para la historia de la Humanidad.
Su historia
El cónsul general de Italia en Rosario y circunscripción del Litoral, Martín Brook, hizo un pormenorizado relato del papel memorable de Bartali durante el nazismo, en diálogo con el programa El Cuarto Poder, y luego de que el deportista italiano fuera homenajeado ayer en Santa Fe.
Bartali “era muy conocido en la época del fascismo. La dictadura buscó crear con él un ícono y se volvió muy popular también en la propaganda”, conto el diplomático.
Era muy humilde y a pesar de la gran popularidad que le dio la dictadura de su país, “trabajó en contra de un sistema que estaba equivocado, del terror, antidemocrático y brutal, que en 1938 llevó a la promulgación de las leyes raciales, una mancha en la historia de Italia”, recordó.
Su trabajo fue silencioso y sirvió para salvar a muchos judíos de los campos de concentración de Alemania: “Se estima que salvó a 800 personas, hizo un trabajo de héroe. Estamos hablando de un justo que tenía una posición especial en la sociedad porque era considerado un campeón popular”, explicó Brook.
El mensajero
Entre septiembre de 1943 y junio de 1944, Bartali formó parte de una red de salvataje cuyos líderes fueron el rabino de Florencia, Nathan Casutto, y el arzobispo de la ciudad, Cardenal Eliangelo Dalla Costa.
“El gran campeón toscano, arriesgando su propia vida, actuaba como mensajero de la organización: con la excusa de entrenarse hacía el trayecto entre Florencia y Asis llevando fotografías e información necesaria para confeccionar los documentos”, recordó Brook.
En el caño de la bicicleta
“Bartali llevaba las fotos y documentos escondidos dentro del caño de la bicicleta, desatornillando el asiento. A veces la policía lo paraba, lo saludaban con honores y hasta le pedían autógrafos. Lo dejaban pasar por ser el gran campeón, nadie sospechaba nada, y utilizando su popularidad salvó muchas personas”, contó.
Aquellos documentos de la resistencia eran confeccionados en los sótanos de los conventos.
En silencio
El trabajo de Bartali recién salió a la luz tras su muerte en mayo del año 2000. Bartali “nunca habló de esto. El decía que algunas medallas se cuelgan del alma, no de la solapa”, concluyó el cónsul.