Los ataques sexuales en manada resultan recurrentes y se han dado casos en los últimos ocho meses. A raíz de la violación de 5 hombres a una adolescente en Miramar,  el tema vuelve a estar sobre el tapete.  

En diálogo con Al Derecho y Al Revés, María Elena Leuzzi, directora de la Asociación Víctimas de Violaciones (Avivi), brindó detalles sobre la ocurrencia de los abusos grupales y las características que tienen estos hechos.

A diferencia de una violación en la vía pública, los ataques sexuales grupales “son hechos premeditados, porque se necesita un lugar para perpetrarlos”, explicó.

Respecto a la conducta de los agresores, “hay una cantidad de jóvenes con muchísima perversión”. En el caso de la violación en Miramar,  “todos actuaron y disfrutaron con el dolor de la víctima y el morbo de ver a sus compañeros teniendo relaciones con la joven”, indicó.

En los casos que se han denunciado anteriomente, como el de María Soledad Morales y Natalia Melmann, los agresores “son hijos de gente con poder adquisitivo que tienen dinero para pagar un abogado de renombre”, explicó.  

Si bien la condición social del agresor no es determinante, “cuando se trata de violaciones en manada tienen un lugar donde llevar a la víctima y para eso hay una premeditación, un plan”, indicó Leuzzi.

En cuanto a que estos ataque pueden resultar una venganza frente a la “movida” feminista, consideró que ha sido un “efecto dominó”.

En estos casos el accionar de la justicia debe ser equitativo “todos deben ser condenados por igual, más allá de quién penetró y quién no”, expresó.

Sin embargo, no hay antecedentes de condenas atribuyendo las mismas penas, “la justicia es garantista y machista, cuesta mucho lograr que ampare y defienda a la víctima”, concluyó.  

Audio: Escuchá acá la nota completa a María Elena Leuzzi