Dónde está y cómo funciona la esperanza en nuestro cerebro

En su columna semanal para Todo Pasa, el Neurólogo y Máster en Neurociencias, Hugo Valderrama, habló de la esperanza y el cerebro.

Todo el tiempo se habla en términos de "esperanza", pero pocos saben ciertamente de qué se trata. Depende quién haga uso del concepto puede referirse a un estado de ánimo, a la posibilidad de superar una situación complicada. Puede ser también una virtud teologal si se la vincula al estudio de la Teología, y hasta se la define con el color verde, que representa armonía, crecimiento, seguridad. 

Y aunque parece un concepto abstracto en realidad no lo es tanto, y hasta puede ubicarse físicamente en nuestro cuerpo. En su columna semanal para Todo Pasa, el Neurólogo y Máster en Neurociencias, Hugo Valderrama, indicó que tiene un lugar determinado en el cerebro, y es sobre nuestros ojos: en la región órbitofrontal, un sector que está muy relacionado con nuestro nivel de ansiedad. Nuestras expectativas se comunican directamente con la ansiedad, y así es como se convierten en pensamientos optimistas o pesimistas. 

Y aquí es donde el especialista estableció la diferencia entre esperanza y optimismo, ya que mientras el primer concepto " tiene que ver con una cuestión más pasiva, el optimismo está relacionado a un concepto más activo y vinculado al éxito". El 80% de los seres humanos tiene más momentos optimistas que pesimistas, pero esto no es lineal sino que los niveles varían de acuerdo a los estímulos que van cambiando a lo largo de la vida.  

"En general, el ser humano es más optimista sobre lo que puede modificar que sobre otra cosa en la que no puede intervenir", destacó el doctor. 

Y acá viene lo importante, ya que el hecho de mantener una actitud optimista en la vida impacta de forma directa en la salud física de las personas, pues esto se relaciona con la química del cerebro: estudios afirman que el cuerpo de una persona que tiene un pensamiento optimista funciona mejor porque es capaz de tomar mejores decisiones y por ende, de "manejar" de alguna manera cómo esa química se va expresando en el organismo. 

"Si yo anticipo siempre que me va a ir mal, el nivel de ansiedad y adrenalina empieza a afectar mi cuerpo a largo plazo. Esto genera estado 'hiperalerta' constante, que produce aumento de la frecuencia cardíaca, hace que las arterias se contraigan y no dejen pasar el flujo sanguíneo, y hasta provoca trastornos metabólicos", ejemplificó.

Es por esto que, concluyó el especialista, "las personas con actitud optimista tienen menos chances de tener problemas físicos y hasta más años de expectativa de vida".

Mirá acá el micro completo del Dr. Hugo Valderrama en Todo Pasa: