Un hombre fue asesinado de diez disparos de arma de fuego
El fallecido fue identificado como Francisco Sanabria, de 31 años. Fue ultimado en inmediaciones de Lisandro de la Torre al 4.400, del barrio Santa Rosa de Lima. Venía del entierro de su padre, muerto ayer de la misma manera.
Un cortejo fúnebre partió de Santa Rosa de Lima esta mañana para despedir al malogrado Ernesto Sanabria, cuyos restos fueron inhumados en el Cementerio Municipal.
La ceremonia se cumplió normalmente, pero al regresar los familiares a sus respectivos domicilios -al igual que ayer a la madrugada cuando Ernesto fue asesinado- se dejaron escuchar nuevos estampidos en Estrada y Lisandro de la Torre.
Si con siete balazos mataron a Ernesto, más conocido por el alias de Chanchi, otros diez tiros terminaron con la vida de su hijo Francisco Aurelio (31), en el mismo lugar, pero al promediar la mañana de hoy.
Francisco Aurelio fue auxiliado por los suyos, y cargado en un vehículo particular fue llevado con la urgencia que su estado requería; no obstante el hombre ingresó al nosocomio ya sin vida.
El matador, se escuchó decir con insistencia, no sería ajeno al propio grupo de familia, un joven que en ausencia de Ernesto y su hijo Francisco se convirtió en el hombre de la casa.
Fuentes consultadas en medio de la confusión de los primeros momentos dieron a entender este mediodía que padre e hijo se habían alejado de nuestro medio con motivo de los problemas con la ley que acorralaban al primero.
Ernesto con más de dos largas condenas había purgado en prisión no menos de dos homicidios y otros graves delitos contra la propiedad y las personas, con lo que es dable imaginar que los barrios de Santa Fe no eran seguros para él.
Precisamente el 21 de abril cuando Ernesto Sanabria regresó por sus fueros salvó providencialmente su vida cuando alguien desde una camioneta en marcha disparó una andanada de balazos.
Entonces Ernesto “Chanchi” Sanabria resultó herido en una pierna, mientras que a su joven acompañante otro balazo le rompió el pie derecho en la esquina que forman avenida Freyre y calle Tucumán.
Curiosamente aquella camioneta desde la cual partió el ataque sería secuestrada por la policía en el mismo lugar donde Ernesto ayer, y esta mañana su hijo Francisco, fueron asesinados.
Las versiones circulantes indican que el matador de Francisco se habría anticipado una jugada a quien, según su propia imaginación, intentaría vengar a su padre muerto con singular alevosía.
El matador que ahora es intensamente buscado por la policía sería el mismo y en uno y otro caso habría actuado de igual modo. Emboscó a sus víctimas -hoy salió detrás de un árbol- y vació contra ellas el cargador de su pistola.
El matador que hoy no tuvo piedad del hombre que ya herido y caído en el piso pedía clemencia, fugó en una motocicleta -tal como lo hizo ayer-, donde lo esperaba otra persona con el motor en marcha.
Otras fuentes consultadas dieron a entender que sería una importante suma de dinero y otros negocios al margen de la ley los que obligaron el regreso de Ernesto; pero esas cuentas tuvieron un cierre sangriento.
Peritos criminalísticos de la Policía Científica, con apoyo del Grupo de Operaciones y agentes de Unidades Especiales entraron por calle Estrada, y a la altura de Lisandro de la Torre trabajaron largo tiempo en procura de los vestigios, huellas y rastros que permitan aclarar lo sucedido.
En tanto personal de la Sección Homicidios de la Unidad Regional I trabajan todavía en las primeras horas de la tarde en procura de dar con los principales sospechosos. El sujeto buscado habría sido visto con anterioridad a los ataques mortales.
El presunto matador habría sido visto cuando junto a otra persona se conducía en una motocicleta haciendo disparos -con una pistola 9 mm- en Moreno y Estrada, la noche del último miércoles.
En cuanto al hombre muerto esta mañana, se sabe que los médicos del Hospital Cullen contaron en su cuerpo no menos de diez agujeros de bala.