Transmitió el atentado por Facebook Live
Durante 17 minutos, un tirador emitió la masacre que provocó este viernes.
El mundo se vio conmovido por el mortal atentado a dos mezquitas de Nueva Zelanda que dejó al menos 49 muertos y 48 heridos, 20 de ellos de gravedad. Pero no sólo se conmovió por el hecho sino porque muchos pudieron verlo por internet.
Es que uno de los atacantes transmitió en vivo y en directo durante 17 minutos el tiroteo que efectuó a través de una transmisión de Facebook Live y Twitter, poniendo nuevamente la lupa sobre los servicios digitales de retransmisión vía “streaming”.
Fueron 17 minutos de angustia real, según remarca el diario ABC.
El rostro del atacante que filmó la matanza en vivo
Secuencia
La secuencia del tiroteo, emitida en directo en redes sociales por uno de los autores de la masacre, es, cuanto menos, aterradora. Las imágenes se pudieron ver por cualquier persona que tuviera acceso a la plataforma de Mark Zuckerberg.
Brenton Tarrant llegó a retransmitir en directo 17 minutos del atentado a través de Twitter y Facebook Live desde sus cuentas personales hasta que fueron bloqueadas. Un tiempo que demuestra la falta de control de este tipo de servicios.
Hasta la denuncia por parte de diferentes usuarios, que reportaron un problema, no se cerró la emisión. "La policía nos alertó de un vídeo en Facebook poco después de que comenzara la emisión y rápidamente eliminamos tanto el vídeo como las cuentas integradas. También estamos eliminando cualquier alabanza o apoyo del crimen y el autor tan pronto como seamos conscientes", ha defendido en un comunicado Mia Garlick, responsable de Facebook en Nueva Zelanda.
Dilemas
No es la primera vez que este tipo de herramientas se han empleado en la difusión de atentados. En 2017, Steve Stephens, de 37 años, aparecía, por sorpresa, en un vídeo colgado en su perfil de Facebook. En una conexión en directo aseguraba que había matado a trece personas. La muerte, contada en tiempo real.
Si bien es cierto que la muerte siempre está presente, las nuevas tecnologías han sufrido en sus carnes cómo servicios en teoría útiles y prácticos como las retransmisiones en directo (Periscope, Twitter, Facebook Live, Twitch…) se han convertido en un arma de doble filo.
El "troll", aquellos usuarios que bajo el anonimato han encontrado un paraíso para el insulto, o el criminal de turno lo que quieren en realidad es atención. Propaganda. Y cuanta más, mejor.
Por esta razón hay quienes no dudan ni un segundo que encontrarán cobijo en sus actos incívicos, vandálicos o de dudosa actividad. Son casos aislados, es cierto, pero demuestran que las nuevas tecnologías, en muchos casos, se han utilizado para otros fines que no fueron originalmente planificados. Son muchas las cuestiones alrededor de la falta de control sobre este tipo de emisiones.
El nuevo atentado transmitido por redes sociales vuelve a generar polémica sobre los límites de su uso
¿Qué responsabilidades tiene una plataforma "online" ante un crimen de uno de sus usuarios? ¿Hasta qué punto se les puede acusar? ¿Qué pueden hacer? Es más, ¿puede la tecnología anticiparse (y evitar incluso) ante una tragedia? Las políticas de uso registradas en Facebook o Twitter recogen que está literalmente "prohibido hacer apología de la violencia o incitar a ella".
Y, para evitarlo, un sistema informático basado en inteligencia artificial se encarga de velar por el cumplimiento de estas normativas. Pero en la mayoría de los casos es la comunidad la encargada de autorregular (o censurar) estos contenidos gracias al uso de una serie de herramientas a su alcance para denunciar y reportar el contenido inapropiado, tal y como sucedió en otro caso similar cuando dos personas de 14 y 15 años violaron a una menor mientras treinta personas lo presenciaban, impasibles, en directo a través de Facebook Live.
El problema, de nuevo, se encuentra en los tiempos de reacción. La multinacional americana hace “todo lo posible”, como han defendido en declaraciones a este diario en anteriores ocasiones, para frenar este tipo de retransmisiones, pero los usuarios, al final, también tienen responsabilidades a la hora de denunciar los hechos. Las dificultades a la hora de analizar y revisar en tiempo real lo que difunden más de 2.300 millones de personas, las registradas en Facebook, es una de las mayores dificultades de este tipo de plataformas.
Audio: Escuchá a Marcelo Temperini, especialista en Cibercrimen y Derecho Informático
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