De dictadura y resiliencia: sufrir abusos y torturas con sólo 14 años
Esta semana comenzó un nuevo juicio por delitos de lesa humanidad cometidos en 1976 en Santa Fe. 43 años después, María de los Milagros Almirón, una de las víctimas, relató desde el estudio de LT10 su traumática experiencia y cómo trabaja para resignificarla y superarla, día a día.
En julio de 1976, dos adolescentes que integraban la Unión de Estudiantes Secundarios fueron secuestradas por la dictadura militar en nuestra ciudad. Tenían 14 y 16 años, y tras ser raptadas fueron torturadas y abusadas en la Seccional 1era de Policía. El jueves 4 de abril comenzó el juicio en el Tribunal Oral Federal de Santa Fe contra los siete represores considerados responsables de esas y otras aberraciones, con la particularidad de que, una vez más, la violencia sexual y de género se toma como encuadrada dentro de los delitos de lesa humanidad a juzgar.
María de los Milagros Almirón fue una de esas víctimas. Concretamente, la menor de ellas. Y desde el estudio de LT10, dio su testimonio.
El 16 de julio de 1976, cuenta, un procedimiento infernal se apersona en su casa de barrio Fomento 9 de Julio. "El operativo era de mucha cantidad de gente. Llegaron desde los techos. Era a la tardecita, tipo 5 de la tarde. Nosotros hace unos días no estábamos en casa, para cuidarnos, porque los más chicos de la familia militábamos en la UES. Mi hermano Luciano y yo. Teníamos una hermana más chica, Gabi, que tenía 9 años, pero la persona que nos detiene le dijo a mi madre: 'si ella estaba, también nos la llevábamos'".
Ellos ya sabían de qué se trataba la dictadura: el esposo de su tía Elsa (hermana de su madre) había sido arrestado, y "pasó después a estar desaparecido"; además, tenía otros dos tíos prófugos y su abuela era buscada por los militares por "montonera".
A Milagros se la llevó de su casa -lo supo con el transcurrir del tiempo-, el Curro Ramos. "Me saca corriendo y apuntándome con un arma y me mete en un camión celular, me venda y me esposa. A partir de ahí yo no podía ver más nada". Es entonces que comienzan los abusos. "Él comienza a manosearme preguntándome cosas de la casa". Poco después, siguen, esta vez para interrogarla sobre su abuela, cuyo domicilio también estaba siendo allanado. "Sigue el manoseo, que no se detiene. Me sacan del celular y me meten en otro auto".
Así fue como la trasladaron a la comisaría, donde fue torturada y abusada una y otra vez. "En mi caso yo no tuve violación con acceso carnal pero en algún momento que hubo tortura con picana es cuando me desnudan". Sin dudas, la peor de esas experiencias fue cuando, ciega por las vendas, reconoció la voz de su madre en la habitación. "Me llevan a planta alta, que fue donde me colocan picana y me desnudan. Uno de ellos, de alguna manera burlonamente dice: '¡pero esta es virgen!', y yo ahí escucho que alguien suplica que no me toquen a mí". Ese alguien era su mamá.
Tras 20 años de terapia, logró decirlo y saberlo: eso fue lo que más le costó poner en palabras. "Yo negaba que me hubieran torturado al lado de mi mamá". Y entre lo más difícil de superar, sigue estando haber visto "la tristeza instalada" en esa mujer que le dio la vida, y en su familia toda. "No es fácil volver a vincularse con toda esa experiencia. De hecho mi madre muere de cáncer de mama no pudiendo hacer este proceso. Si bien pudimos hablar muchas cosas, hubo otras con las que no pudimos, porque era revivir la situación".
"Uno siente que la alegría se le borró", reconoce, también, con respecto a sí misma.
Juicio y acusados
El Tribunal está integrado por la jueza María Ivón Vella y sus colegas José María Escobar Cello y Luciano Lauría.
Durnte la primera audiencia del debate, el fiscal Martín Suárez Faisal imputó por violencia de género a dos de los acusados: el ex agente de Inteligencia de la Policía Eduardo "Curro" Ramos por la presunta "violación agravada" a la joven de 16 y el "abuso deshonesto" a Milagros; y al comisario Ricardo Ferreyra como "autor mediato" en ambos casos, entre otros cargos.
Además de Ramos y Ferreyra, juzgarán a cinco imputados más: un ex coronel del Ejército, Héctor Melitón Martínez (que operó en el Destacamento de Inteligencia Militar 122), y los ex policías Víctor Hugo Cabrera (del Departamento Informaciones, conocido como D2), Juan Calixto Perizzotti (el "mandamás del mayor centro clandestino de detención de la región", como lo calificó la acusación fiscal) y dos colaboradores de éste: la ex carcelera María Eva Aebi y el chofer Eduardo Córdoba. Todos, por secuestros y torturas a diez víctimas. Ramos y Perizzotti ya cumplen condenas a prisión perpetua y Aebi una unificada de 25 años de cárcel.