Lo que hay que saber para consumir pescado de forma segura
Además de ser un alimento muy recomendable para incorporar en la dieta diaria, el consumo de pescado siempre suele incrementarse durante la Semana Santa. Tené en cuenta todas las recomendaciones.
Además de ser un alimento muy recomendable para incorporar en la dieta diaria, el consumo de pescado siempre suele incrementarse durante la Semana Santa. Las empanadas de vigilia son una tradición sobre todo en viernes santo, pero para preparar esta receta y otras que incluyen variedad de pescado, hay que tener mucho cuidado para que el banquete no termine en una intoxicación.
Mirta Zannier, Responsable de Legislación de ASSAL brindó las recomendaciones a tener en cuenta al momento de comprar y comer pescado, a través de Todo Pasa. En primer lugar, hay que saber que esta carne se altera con muchísima más facilidad que otras, y muchas veces no muestra signos pero ya empezó su descomposición.
Lo más importante es conservar el pescado refrigerado, y preferentemente en contacto directo con hielo, y sólo descongelarlo al momento de cocinarlo para consumir.
Como cualquier alimento, en el proceso de descongelamiento el pescado puede aumentar el nivel de microorganismos, por lo que es sumamente importante no volver a congelarlo pues estaríamos congelando también todo tipo de bacterias que ya quedan actuando en el alimento.
Por este motivo, otra cuestión a tener en cuenta es comprar pescado sólo en lugares seguros y habilitados. "Aunque a veces puede resultar folklórico comprarlo en la zona de costa o al costado de la ruta, hay que tener mucho cuidado", remarcó la entrevistada.
Para saber exactamente si el pescado que estamos por comprar está apto para el consumo, se debe tener en cuenta:
-Olor a mar, en ocasiones un ligero olor a pescado pero nunca olor a amoníaco.
-Los ojos siempre brillantes, no hundidos; opacidad o hundimiento, es signo de deterioro.
-Las agallas rojas, las escamas adheridas al cuerpo y su carne firme; no debe ceder ante la presión del dedo.
-Pigmentación viva y brillante.
-La columna vertebral firmemente adherida a los músculos; si se la intentara separar de ellos, debería romperse.
-La sangre roja y brillante (si el pescado no está fresco, el color se vuelve marrón pardo).
En cuanto a los crustáceos menores, como camarones y langostinos, se debe tener especial cuidado en observar que no presenten manchas negras, olor desagradable o desprendimiento entre cabeza y tronco.
Los calamares, por su parte, deben tener una piel lisa, suave y húmeda, sin manchas sanguinolentas o extrañas. Sus ojos tienen que ser brillantes y salientes y su musculatura, consistente y elástica.
Los mejillones, u otros moluscos bivalvos, deben tener las valvas cerradas y una vez cocidos, abrirse. Si están abiertas, hay que comprobar que se cierren con un ligero golpe.
Se recomienda que las pencas de bacalao salado tengan un aspecto seco y sin puntos rojos o negros en su superficie, ya que ello indicaría que tienen hongos.
Una vez adquiridos, los pescados y mariscos deben transportarse directamente al domicilio y refrigerarlos de manera inmediata para evitar el corte de la cadena de frío.
Al momento de la conservación del pescado es recomendable:
Mantenerlo no más de 1 o 2 días en la parte más fría de la heladera y hasta 3 meses en freezer.
Evitar descongelar y volver a congelar los pescados y mariscos.
Al descongelarlos, no hacerlo a temperatura ambiente y una vez preparados, consumirlos lo antes posible. Por último, se recomienda consumir los pescados muy bien cocidos, sobre todo en el caso de embarazadas, ancianos, niños e inmunosuprimidos.
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