Cerebro y computadora unidos para ayudarnos a oír, ver, movernos y más
En su columna semanal, el Neurólogo y Máster en Neurociencias, Hugo Valderrama, explicó la relación que existe entre la tecnología y el cerebro.
Hace unos 40 años empezaron los primeros prototipos de carácter científico que demostraban aplicaciones de interfaces cerebros-computador (o brain-computer interface, BCI en inglés): tecnología capaz de leer la actividad cerebral y descifrar algún tipo de pensamiento para realizar tareas de interacción hombre-máquina. Tareas que iban desde el control de dispositivos como una silla de ruedas hasta intervenciones médicas para neurorehabilitación cognitiva. En los últimos 10 años, algunas de estas investigaciones científicas han empezado a llegar a la sociedad de la mano de empresas que han sabido desarrollar dispositivos de medición de la actividad cerebral. Wearables, cómodos y accesibles que empiezan a penetrar nuestra vida diaria.
La interfaz cerebro-computador es una prometedora tecnología que tiene algo que la hace única: tiene acceso a los datos neurales de una persona, una información extremadamente sensible tanto por su carácter vinculado a salud, como por el vinculado a los pensamientos íntimos y privados de la persona.
En diálogo con LT10 el neurólogo y master en neurociencias Hugo Valderrama dijo que "no es algo nuevo y es un desarrollo que ya viene desde hace 40 años". Un caso claro de esta relación entre el cerebro y una computadora es un implante coclear para que una persona pueda oir.
Se trata de un dispositivo electrónico médico diseñado para personas con pérdida auditiva grave o profunda. Su funcionamiento consiste en la transformación de sonidos en señales eléctricas que se envían directamente al nervio auditivo. Es decir, los implantes cocleares evitan las zonas dañadas del oído.
"Este tipo de implantes se desarrolla desde 2011 se desarrolla de manera obligatoria en la Argentina y una computadora descifra lo que se escucha para mandar la información al cerebro para que pueda interpretarlo. Este es un caso claro del avances de estas tecnologías, explicó Valderrama.
Una BCI nos permite traducir en tiempo real la actividad cerebral en órdenes que pueden ser utilizados para controlar dispositivos, siendo el electroencefalograma (EEG) la tecnología de medición no invasiva más desarrollada. Los sistemas basados en EEG humano se han usado para controlar el ratón de un computador, como buscador de internet o control de prótesis robóticas entre otros muchos.
Los implantes y los avances tecnológicos siguen creciendo a pasos agigantados y por estos momentos las tecnología permite nuevos descubrimientos.
Según explicó Valderrama "hay una nueva aplicación que manda información desde una computadora al cerebro y está encontrando imágenes para personas que no pueden ver. La relación se da entre cámaras, receptores y el cerebro. Las personas usan un tipo de lentes que tienen cámaras y por medio de una conexión bluthoot manda información a un receptor dentro del ojo que forma una imagen que luego es entregada al cerebro. Si bien es una tecnología nueva está avanzando y ya se pueden ver figuras e imágenes en blanco y negro", dijo el especialista.
Si bien no es una solución total, es un gran avance para que las personas pueda acceder a sentidos que antes no tenían. Es importante aclarar que existe todo un dilema ético en torno al avance de las tecnologías sobre el cuerpo humano. Si bien los dos casos que se exponen con anterioridad sirven para dar funcionamiento a los sentidos de personas con discapacidades, también existen pruebas que buscan otro tipo de beneficios. Un claro ejemplo de esto es el intento por parte de empresas estadounidenses en ampliar hasta un 30 % la memoria del ser humano. un abanico de posibilidades que abren otro tipo de discusiones sobre lo que es el ser humano y los límites que puede tener.