Después, la insistencia y concentración de Nadal elevó su juego a un nivel de intensidad inalcanzable para el estadounidense, que fue firmando juego a juego su rendición. En verdad, el desgaste es imposible de gestionar para la gran mayoría. Otra leyenda como Federer lo intentará el viernes, en el reencuentro de los dos amigos y eternos rivales en Londres desde la épica final de 2008.
Como buen sacador, a Querrey le dolió perder su saque en la primera bola de 'break'. Nadal se puso 3-1 pero luego necesitó cinco bolas de set y dos turnos de saque con esa opción para certificar la ventaja. El californiano apretó y aguantó incluso los puntos largos del momento clave, pero en la cresta, Nadal supo dar un poco más.
Y así siguió haciendo. El balear volvió con todo, como empezó, mientras Querrey pedía tiempo muerto. Nadal, siempre capaz de ir un paso más allá, rompió para irse al 3-1, muy metido en la batalla para ir minando la moral de su rival. Más desesperaba incluso al americano no aprovechar las bolas de 'break', que tuvo en el sexto juego, para después ceder el saque.
El americano había perdido su servicio solo una vez antes de medirse al español, pero la velocidad de crucero de Nadal no bajó el ritmo hasta verse en la siguiente parada. Otros dos 'breaks' terminaron con la agonía de Querrey y lanzaron a Nadal a su séptima semifinal en la hierba inglesa.