Cómo fue la desesperada búsqueda de Cecilia Burgadt: el relato de su hija

Fue la perseverancia de Sol Arbizu y su hermana la que impulsó el hallazgo de su madre. La PDI encontró el cuerpo en el primer lugar al que acudieron ambas hijas para buscarla.

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El viernes 13 de septiembre, -Cecilia Burgadt salió del hospital Cullen a la hora de siempre: alrededor de las 14:00. Fue el último momento en que fue vista con vida. Al día siguiente, su cuerpo fue encontrado en una vivienda en 4 de Enero al 8900 y un conocido de la víctima fue detenido, imputado y encarcelado. La habían matado a golpes y la habían agredido con una piedra y un palo, dijeron los fiscales.

Pero lo cierto es que para llegar a ese lugar y lograr la detención y probable esclarecimiento del femicidio, fue fundamental el rol de las hijas de Cecilia, que no cejaron en su empeño por encontrar a su madre. Y el relato de esas horas de incertidumbre es desesperante. 

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"Ella nunca deja de tener su teléfono. Se me hizo raro a las 5 de la tarde que no atienda, el novio no sabía dónde estaba, los amigos tampoco", comenzó Sol Arbizu, en diálogo con Todo Pasa.

La joven sabía que la enfermera había acordado encontrarse con ese hombre, que se había ofrecido a acompañarla a un taller mecánico con su auto nuevo, y eso le generaba mucha desconfianza. "Lo empiezo a llamar y le pregunto por mi mamá. Me decía que no sabía, que hace mucho que no hablaba con ella. Que el auto era de él. Y nos cortó". Entonces, Sol y su hermana se decidieron a hacer la denuncia. 

Pero no se quedaron conformes. En plena madrugada, sintieron que estaban perdiendo un tiempo muy valioso. Tomaron su moto y se vinieron para Santa Fe, desde Rincón. "Damos con una dirección, que es a la que vamos. Es donde estaba el cuerpo de mi mamá: el primer lugar al que fuimos con mi hermana. Pero nosotras no lo veíamos porque él (el asesino) lo tenía escondido. Estaba cerca de la puerta pero tapado con un colchón. Nunca nos imaginamos que iba a estar ahí. Nosotras abrimos una reja que estaba sin llave, alumbramos con una linterna y la llamamos a mi mamá. Parecía que no había nadie".

De allí, fueron a otro domicilio que les habían pasado. "Ahí encontramos el auto de ella y llamamos a la policía. Él salió y me dice que yo estaba loca, que cómo iba a hacer esa escena en la casa. Decía que mi mamá le había regalado el auto", continuó. 

 

Hasta las 7:00 estuvieron ambas jóvenes en la vivienda del presunto asesino de su madre. Luego, fueron llevadas a declarar a la comisaría. Él también, por averiguación del hecho. Uniformados allanaron ese lugar pero no encontraron nada. 

"Ese día me desocupo en la comisaría a las 2 de la tarde. Todo sin dormir. A la siesta vuelvo a esa primera casa. Paso de largo. Yo ya la buscaba en el campo, en la zanja, en las paradas de colectivos, en todos lados", sigue el relato de Sol.

"Atrás mío cae la PDI, empiezan a allanar la casa y ahí es cuando dan con mi mamá. Que a todo esto yo me entero a las 8 de la noche que era el cuerpo de ella. Empezó a circular por todos lados pero nadie me decía nadaYo le había dicho a la policía que se fije en ese domicilio. Se ve que no hacen caso", finalizó, indignada.

Sin custodia

"Esta persona (por el presunto femicida) estaba metido en muchas cosas raras. Y él está ahí (en la cárcel) pero la gente de él está afuera", dice Sol. Por eso, ella y su familia tienen miedo. Por eso, acordaron con el juez que les asignarían custodia policial, en dos domicilios. 

En cambio, lo que sucede es que un patrullero les toca el timbre cada 30 minutos y les hace un firmar un papel donde consta su presencia. Eso es todo.

"Es una vergüenza. ¿No vale la palabra del juez?", reflexiona Sol Arbizu, lanzando una pregunta sin respuesta, como otras tantas en torno al caso. 

Audio: Escuchá el relato completo de Sol Arbizu, hija de Cecilia Burgadt

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Cecilia Burgadt fue intensamente por sus hijas.