Maxi Olmos: el pibe de barrio, abanderado y mejor compañero en su escuela

Azucena, su mamá, lo recordó como “un hijo intachable”. Contó su pasado cercano como futbolista amateur y sus sueños de formar una familia junto a su novia, con la que pensaba viajar a Brasil de vacaciones.

“Me quitaron un pedazo mío”, dijo entre lágrimas incontenibles Azucena, la mamá de Maximiliano Olmos, el chico de 25 años asesinado a balazos por motochorros que el jueves pasado le robaron la moto en barrio Mariano Comas.

La mujer visitó los estudios de LT10 junto a Paola, una de las hermanas de Maxi. Atravesadas por el dolor de la pérdida, juntaron coraje y salieron a reclamar justicia, con una marcha que se llevó a cabo anoche hacia la plaza 25 de Mayo, frente a Casa de Gobierno y al Palacio de Tribunales. Azucena se convirtió, así, en una de las 70 madres de víctimas de homicidios en lo que va de este 2019 en la ciudad y alrededores.

No dudó en describir a Maxi como “un sol, un hijo intachable”.

Era trabajador, fue abanderado de su escuela”, contó orgullosa. Es que Maxi cursó sus estudios en el anexo de la “Juana del Pino”, en calle 4 de Enero, donde se hizo acreedor del diploma de “mejor compañero”.

Luego vino el fútbol, donde tuvo un paso de varios años en el club Sportivo Guadalupe. Todos sus compañeros, de la escuela, del fútbol y del trabajo, estuvieron en la marcha acompañando a la familia.

El cariño se lo ganó con gestos que hoy su madre recuerda nítidamente: “Si al compañero le tocaba jugar y no tenía botines o tobilleas, Maxi se los prestaba. Tenia esa moto (la que le robaron) porque se la ganó junto a su esposa; era un ser de luz, el padre sabía decir 'éste es más bueno que el pan”, expresó.

Proyectos

Azucena contó que los hermanos de Maxi están devastados. También su esposa, Daiana, con la que “tenían muchos proyectos” por cumplir. “Yo siempre les preguntaba cuando me iban a dar un nieto y Maxi me decia 'dejate de joder mamá, nosotros queremos disfrutar”, recordó Azucena, intentando esbozar una sonrisa pícara que remitía a los pequeños buenos momentos cotidianos.

También dijo que Maxi y Daiana planeaban viajar en estas vacaciones a Brasil. Ambos tenían trabajo en blanco, estable. El en una mueblería, ella en la Terminal de Omnibus. Podían proyectar por fin una vida juntos.

El pibe al que todos querían también se atrevió a ponerse el traje de súper héroe cuando una vecina sufrió un hecho de inseguridad. Su hermana relató: “Vio un arrebato y él salió con un amigo en la camioneta a perseguirlo. Se metieron en barrio '29 de Abril' y le hicieron frente al ladrón hasta que sacó un arma y tuvieron que irse”.

Era el “mimado”, el “preferido”, amaba la tortilla de papa que hacía Azucena. Le encantaba la pesca y se iba los fines de semana junto al hijo de su patrón. Ahora solo queda el silencio de la ausencia en su hogar.