Unión visitará a Gimnasia en una fecha muy especial para Maradona

El Tate enfrentará al Lobo, que dirige Diego Armando Maradona, quien este domingo festejará 43 años de su debut en Primera División con la camiseta de Argentinos Juniors frente a Talleres.

Los jugadores de Unión que tomaron contacto con los medios en los últimos días y Leonardo Madelón dejaron entrever que será muy especial el encuentro que animarán este domingo ante Gimnasia de La Plata, que tendrá la particularidad de que en el banco de suplentes del conjunto local estará sentado Diego Armando Maradona, uno de los mejores jugadores argentinos de todos los tiempos.

En cuanto a los jugadores, se pudo apreciar lo que significa para ellos a Damián Martínez, Gabriel Carabajal y hasta al mismo Jonathan Bottinelli, quien sin embargo optó por ponerle paños fríos a tanta efervescencia, al manifestar: "Es motivante, junto a Messi es un exponente del futbol, primero queremos ganar el partido. Después veremos si podemos sacarnos una foto, abrazarlo, lo que sea. Pero antes y durante estaremos en el partido. Cuando comienza a rodar la pelota entramos nosotros, la gente no juega. Mejoramos la concentración, generamos confianza en el equipo”.

En tanto que el DT tatengue, confesó: "Es un partido en la que la figura de Maradona influye. Nunca tuve contacto con él, lo saludé en un vestuario pero nada más que eso. Lo admiré siempre, como un Dios del fútbol. Nuestra camada está muy identificada con su proceso ya que te hacía poner la piel de gallina con las cosas que hacía dentro de una cancha, pienso que será lindo enfrentarlo".

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Lo concreto es que este domingo, en ocasión del partido entre el Lobo y el Tate, Maradona festejará 43 años de su debut en Primera División. Fue le 20 de octubre de 1976, en el estadio de La Paternal, que hoy lleva justamente el nombre de Diego Armando Maradona.

 

La reseña

En un estadio que -nadie lo sabía aún- a partir de ese momento empezaría a ganarse el nombre que hoy ostenta en su marquesinaArgentinos Juniors recibía a Talleres de Córdoba por la octava fecha del Grupo D del campeonato Nacional. Luego de un arranque prometedor, con tres victorias en las primeras tres fechas del campeonato, el Bicho había entrado en una meseta y llevaba tres jornadas sin ganar (en el medio, había tenido su fecha libre). La T, por su parte, venía en levantada tras un comienzo irregular, sumaba tres triunfos en fila y empezaba a convertirse en un serio candidato a dar pelea (finalmente, llegaría hasta las semifinales del certamen, donde perdería con el Boca campeón del Toto Lorenzo).

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El cruce asomaba complicado para el equipo de Juan Carlos Montes. Por eso, el entrenador del local se había guardado una carta sorpresa. En el banco de suplentes sentó a un pibito de 15 años del que todos en el barrio ya habían oído hablar, pero que a partir de ese día empezaría a hacerse escuchar hasta en los lugares más recónditos del planeta: Diego Armando Maradona. El Pelusa, el mejor de los Cebollitas, el que de chico deslumbraba a todos con sus jueguitos en el entretiempo (a punto tal que, en 1971, el diario Clarín sacó un artículo en el que se mencionaban los malabares del nene al que nombraban como "Diego Caradona" ), esperaba por su oportunidad para mostrar la habilidad que lo había llevado a saltar desde la Novena hasta la Primera en poco más de dos años.

En la cancha, Talleres era más y se puso en ventaja a través del Hacha Ludueña. La idea de Montes de poblar el mediocampo con jugadores de marca no estaba funcionando. Por eso, cuando llegó el entretiempo, el entrenador le avisó a Maradona que ingresaría por Rubén Giacobetti: "Vaya, pibe. Juegue como usted sabe y, si puede, tire un caño" , dicen que le dijo el DT al chico al que le faltaban diez días para cumplir 16 años. Con la camiseta 16 y su melena enrulada, Diego saltó al campo de juego. Y no iba a desobedecer la primera orden que le habían dado antes de debutar: en la primera pelota que le dieron, recibió de espaldas ante la marca de Juan Cabrera, amagó a salir para un lado y le tiró la pelota entre las piernas. Las poco más de 7 mil personas que había en el estadio (aunque hoy, a juzgar por la cantidad de fabuladores que dicen haber estado, deben haber sido cientos de miles) entendieron de entrada que la cosa venía en serio con ese chico.

Maradona, el nene que jugaba los primeros minutos de su carrera como futbolista, se puso el equipo al hombro. El Bicho pasó de dominado a dominador y merodeó durante todo el complemento el área de Oscar Quiroga, pero el empate no llegaría. Es sólo una anécdota: ese día, del que hoy se cumplen cuatro décadas, empezó a escribirse un nuevo orden en la historia del fútbol mundial.