Colón cerró el 2019 con escasos resultados y con el duro golpe que significó perder la final de la Copa Sudamericana. Fue un punto de inflexión para que el equipo se cayera a pique, aunque todos saben que las cosas en la Superliga no venían funcionando. Fue así como se apostó a una nueva conducción: la segunda era de Diego Osella.

Un técnico como mucha banca en la gente y con más experiencia después de su paso por 2014. Esto hizo crecer las ilusiones con que la levantada iba a darse. Sin embargo, el escenario era más complejo de lo que el propio técnico esperaba. Le tocó estar en situaciones límite –como esta–, pero por ahora no pudo torcer el rumbo.

Sin dudas que este 2020 viene siendo lapidario para el grupo, ya que al cabo de cinco partidos perdió tres y empató dos. No ganó, por ende, ya no depende de sí mismo para quedarse en Primera. Sin dudas un tema que tiene muy intranquilo al DT, que labura en consecuencia para dar en la tecla con los planteos y los nombres. 

Por ahora es una ardua tarea que no tuvo réditos. Acá los números son contundentes: solo marcó un gol y le hicieron siete. Ante Defensa y Racing sin dudas que mereció un poco más, pero el destino en este caso no está del lado sabalero y le pasa factura por las campañas anteriores, agudizadas por la actual.

Osella se mostró con fuerzas y la convicción necesaria para mantenerse firme. Su personalidad lo lleva, además de la confianza ciega que se tiene pese a cómo viene la mano, pero también entiende que el margen de error es cada vez menos y eso lo preocupa. ¿Logrará enderezar el barco?