El magnate inmobiliario y figura mediática Donald Trump anunció que renuncia a sus aspiraciones de postularse para la candidatura republicana a la presidencia de Estados Unidos en las elecciones de 2012.

"Tras una deliberación y reflexión considerables, decidí no aspirar a la presidencia", dijo Trump en un comunicado citado por numerosos medios estadounidenses.

El motivo oficial, de acuerdo con el escrito, es su reticencia a abandonar el sector privado en el que se hizo multimillonario. "Los negocios son mi mayor pasión y no estoy listo para abandonar el sector privado", explicó.

Pese a la renuncia a sus aspiraciones presidenciales, Trump insistió en su convicción de que podría haber logrado su objetivo. "Mantengo mi fuerte convicción de que si me hubiera postulado, podría haber ganado las primarias y, en último término, las elecciones generales", reza su declaración, en la que también se compromete a seguir implicándose en política.

"Seguiré opinando en voz alta y ayudando a conformar los pensamientos de nuestros políticos", aseveró. Trump creó no poca controversia en las últimas semanas y meses con su informal precampaña.

Su insistencia en poner en duda que el actual presidente, Barack Obama, nació en Estados Unidos llevó a que en última instancia la Casa Blanca se viera obligada a publicar de nuevo la partida de nacimiento del mandatario, a finales de abril, algo que Trump celebró como un éxito personal.

Pero a la par provocó una fuerte incomodidad dentro de las altas filas del Partido Republicano, consciente de que este tema no sólo "distrae" de los verdaderos problemas en los que quiere basar su apuesta para hacerse con la Casa Blanca el año próximo sino que también podría alejar a una parte del electorado.

El propio Obama pudo vengarse apenas unos días más tarde de haber tenido que publicar su certificado de nacimiento. Durante la noche del 30 de abril, en la tradicional cena de corresponsales de la Casa Blanca, hizo de Trump, que estaba presente, el centro de sus duras -y aclamadas- burlas.

Un día más tarde, el mandatario anunciaba al mundo la muerte del líder de Al Qaeda Osama bin Laden, y recibía un fuerte impulso a su popularidad a la par que dejaba más en evidencia aún a un Trump que de hacer casi todos los días titulares pasó a ser prácticamente ignorado en la escena mediática nacional.
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