Todo lo que dejó el fin de la pretemporada de F1
Bottas acaba con el mejor registro de los test y Verstappen enseña el potencial de un gran Red Bull. Pero Leclerc sorprende en ritmo de carrera y Sainz, también.
Si uno se ciñe a la tabla de tiempos, Bottas fue el más rápido de la pretemporada con un 1:15.7 espectacular al que nadie, ni de lejos, se ha acercado después, y el finlandés acabó también el último día por delante. Pero para interpretar los test la clasificación es sólo una base enmarañada por los kilos de combustible cargados, la temperatura de la pista, el neumático utilizado, el programa de trabajo y hasta las rachas de viento. Y teniendo en cuenta muchas de esas variables, o siguiendo las trazadas a pie de pista, sí hay varias conclusiones: ni en Mercedes todo va de color de rosa, ni el ‘Mercedes rosa’ es un Mercedes, ni Ferrari está fatal, ni Red Bull está escondiéndose. Ni McLaren debe temer en exceso a Racing Point, Alpha Tauri y compañía.
Todos han dejado entrever sus cartas en algún momento durante las últimas dos semanas y se avecina una temporada de extrema igualdad entre los tres coches punteros. Los cronos de Valtteri, impecables, con Hamilton algo más atrás sin forzar la maquinaria. El invento del ‘DAS’ fue muy pirotécnico, pero poco provechoso porque no lo han utilizado más. Y desde dentro del garaje resuenan algunos problemas de fiabilidad que no parecen graves, pero están ahí.
Sí, son favoritos, pero no están solos: el Ferrari SF1000 es un monoplaza capaz que olvida los errores del pasado en la fábrica y cambia velocidad punta por paso por curva. “Mejor en ritmo de carrera que en clasificación”, advierte Binotto, que le pone “un seis” a la pretemporada de su escudería. Con perfil bajo, la firma de Maranello espera luchar por las victorias desde las primeras carreras. Leclerc se quedó a décima y media del tiempo de Bottas y, según cuentan, había bastante gasolina en el depósito. Otra cosa es Red Bull, una grata sorpresa a una vuelta. Verstappen acabó con un brillante 1:16.2 logrado casi sobre la bocina, pero es que instantes antes había rodado tan sólo una décima más lento con el C3 de Pirelli, el blando habitual de Montmeló. Es exactamente su vuelta en la Q3 del pasado GP de España, pero esta vez lograda sin forzar la potencia de Honda y sin las tensiones de la competición.
Y en la llamada zona media, una competitividad brutal. Ricciardo firmó el tercer crono del día para alegrar al garaje francés, pero pilotando un Renault que apenas podía ir más descargado. La referencia a una vuelta es Racing Point, aunque el McLaren de Carlos Sainz es una grata sorpresa: en simulaciones de clasificación, el madrileño se probó a primera hora, con la pista fría, y supo extraer tiempo de cada uno de los compuestos. Luego, con más calor, otros coches inferiores se acercaron o superaron esos registros. Ya por la tarde, sus tandas de carrera eclipsaron las del antiguo Force India o el Alpha Tauri. "Estoy muy contento, la fiabilidad ha sido impecable y la preparación durante el invierno también", opina Andreas Seidl, jefe de la escudería.
Y Carlos Sainz transmite positivismo, más que hace un año. Sin llamar excesivamente la atención, y dejando el foco a los artificios de Mercedes, o los clones de la parrilla, Ferrari y McLaren se destacan como tapados, cada uno de sus respectivos frentes. Uno para luchar por el Mundial frente a Red Bull y Mercedes. Y el otro para liderar la caravana posterior y acercarse a los podios.