Así es el correcto higiene de manos y objetos para evitar enfermedades
Algunos hábitos que pueden reducir contagios
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 25 por ciento de las infecciones respiratorias se puede evitar solo lavándonos las manos varias veces al día. Sobre todo, antes de comer y después de usar ir al baño.
La maniobra debe realizarse a conciencia, frotando bien las palmas, el dorso de la mano y los espacios entre los dedos. En total, hay que dedidarle entre 40 y 60 segundos. En cuanto al jabón, usá uno normal. En pastilla o en gel, da igual. La FDA (Agencia estadounidense de administración de alimentos y medicamentos) desaconseja los jabones antibacterianos. Los consumidores quizás piensen que son más eficaces a la hora de evitar la propagación de los microbios. Pero no ha sido demostrado científicamente que sean mejores que el jabón tradicional y el agua.
Si no podemos lavarnos, recurrir a un desinfectante para manos formulado con al menos un 60 por ciento de alcohol. Pero tener en cuenta que las soluciones hidroalcohólicas pierden mucho de su poder desinfectante porque la suciedad interfiere con su mecanismo de acción. El agua y jabón, en cambio, sí limpian y desinfectan.
Un hábito que debemos evitar es llevarnos la mano a la nariz o a la boca al toser o estornudar. Así todos los gérmenes pasan del interior de nuestro sistema respiratorio a la palma de la mano en un abrir y cerrar de ojos. Las dos mejores alternativas a la hora de toser o estornudar son: hacerlo sobre un pañuelo de papel y tirarlo en el momento, o estornudar sobre el antebrazo. Con este gesto evitamos que se contaminen las manos, que son una de las principales vías por las que se transmiten virus y bacterias a los demás.
De nada sirve tener las manos limpias si manipulamos objetos poco aseados. Se calcula que los virus de la gripe pueden llegar a sobrevivir entre 24 y 48 horas en superficies no porosas, como el acero inoxidable y el plástico. Dicho de otra manera, en los picaportes, las barras para agarrarte en el transporte público, los botones de la fotocopiadora… Multitud de elementos cotidianos contienen gran cantidad de microorganismos –algunos patógenos– y no solemos prestarles atención.
Varios estudios indican que suele haber más microbios en los celulares que en los baños públicos, ya que estos se suelen desinfectar con frecuencia. No se trata de volvernos obsesivos con la limpieza, pero sí de adoptar unas mínimas pautas de higiene y seguridad. Si tocamos el teléfono o un teclado y vamos a comer, debemos lavarnos las manos antes. Nada de chatear mientras comés un sándwich, ni picotear papas fritas a la vez que redactás un informe en la oficina.
Tener en cuenta que los jabones eliminan el manto lipídico de la piel. Su uso muy continuado puede producir deshidratación, dermatitis, irritaciones y hasta pequeñas fisuras. Buscar jabones hidratantes y sin jabón o los que tienen un pH más ácido, similar al de la piel, y contrarrestan la acción de arrastre de lípidos. Y aplicar varias veces al día una crema relipidizante para restaurar la barrera cutánea. Si usamos desinfectantes, incluir en la rutina cremas con postbióticos (partículas proteicas de bacterias) para favorecer la repoblación del microbioma.