Ante la necesidad de cambiar la cara y la salida, que se veía venir, de Diego Osella, Colón fue a buscar a Eduardo Domínguez nuevamente. En este caso, aferrado a los gratos antecedentes del ciclo anterior. De igual modo, el presidente José Vignatti sabía que para convencerlo iba a tener que hacer un gran esfuerzo económico y, por si fuera poco, aceptar algunos de los pedidos del DT pese a no estar de acuerdo. Pero el apremio podía más y se fue a fondo.

Tras reunirse todos se pusieron de acuerdo y se acordó este nuevo desafío para el Barba, que tuvo como anterior experiencia dirigir en Nacional de Uruguay, donde solo estuvo ocho partidos. Las cosas no le salieron bien y volvió al país en busca de opciones que no se dieron o no lo convencieron. 

Pero es indudable que algo de Colón lo incentiva. Siempre manifestó lo cómodo que estuvo en la ciudad y eso ayudó a que tomara este fierro caliente, que necesita de un golpe de timón para generar respuestas y dar pelea por la permanencia. El escenario es sumamente complejo, pero es optimista de lograrlo.

Así y todo, como se enunció al comienzo, el mandamás sabalero tuvo que decir sí a prácticamente todo. Diez en Deportes, en su edición de este viernes al mediodía, reveló algunas de las solicitudes. Obviamente, un salario suculento. Después, llegó para trabajar con seis colaboradores y solicitó cuatro habitaciones simples y una doble; además una autoridad total, donde quizás se explicaría que Francisco Ferraro deje de ser el secretario deportivo; viajes largos en avión; concentrar dos días antes y realizar una minipretemporada en la fecha FIFA, que por ahora estaría suspendida.

Detalles para no pasar por alto, pero que quizás son necesarios para el técnico, que se muestra muy confiando en revertir la situación y dejar a Colón en Primera. ¿Lo conseguirá?